Hans Christian Andersen

Hans Christian Andersen

El creador del famoso cuento para niños titulado «El patito feo», nació un 2 de abril de 1805 en Dinamarca. Por supuesto que no se quedó solo con el patito, sino que escribió cerca de 150 cuentos más, entre obras dramáticas y algún que otro intento con las obras de teatro, empresa en la cual fracasó.

El padre de Hans era un esforzado zapatero, de condición humilde igual que su madre. La pobreza en la que vivió muchos de sus años jóvenes hizo desarrollar en e´l una inmensa imaginación. Todo lo que veía lo convertía en un cuento o en un relato breve, aunque a veces prefería extender conceptos y encontraba en la novela el género preciso para encerrar y hacer florecer su acaudalada inspiración.

Aunque parezca difícil de creer, no le gustaba mucho escribir cuentos infantiles; era lo que menos le simpatizaba, a pesar de ser mundialmente conocido por ello. Cuando su condición económica se lo permitió, se dedicó a viajar por muchos y variados lugares del mundo, y fruto de ese espíritu viajero nacieron también obras en las que detallaba con minuciosidad todo lo que veía y vivía en el extranjero. El mismísimo Charles Dickens fue quien lo acompañó durante algunos trayectos de su viaje a Inglaterra.

Como sucede con las personas de éxito y prestigio, Andersen fue tanto admirado como resistido. La envidia carcomía a seres que se le acercaban sólo con la intención de hacer daño. Sufrió mucho por ello y fue durante casi toda su vida una persona propensa a la melancolía, estado en el cual, curiosamente, se convertía en un escritor prolífico.

En 1866, el rey de Dinamarca le concedió el título honorífico de Consejero de Estado, y en 1867 fue declarado ciudadano ilustre de su ciudad natal, Odense.

Un torpe accidente doméstico fue la causa de su rápida declinación física y mental. Durante la primavera de 1872, cuando ya tenía 67 años, cayó de su cama mientras dormía, lo que le produjo heridas graves. Nunca se pudo recuperar del todo desde aquella vez y los achaques aparecían cada vez mas frecuentemente, hasta que un día, casi tres años después, un 4 de agosto de 1875, murió en Copenhague, donde permanece enterrado actualmente.

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  1. Cuentos completos: Todos su cuentos son sumamente recomendables, entre los que podemos destacar «El soldadito de plomo», «La sirenita» y «El sastrecillo valiente».

Por Mariano Martín Castagneto

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