conoZe.com » Ciencia y Fe » Relativismo y Cultura » Relativismo

El debate sobre la libertad

Muchos grupos de opinión son censores; y atacan a quienes se desvían de lo marcado.

La polémica sobre lo que significa ser liberal ha vuelto a cobrar actualidad en nuestros días, debido, en buena medida, a los problemas de la vida política española. Lo relevante en una sociedad que ha asumido parte de los valores del liberalismo clásico, es que incurre en continuas contradicciones con respecto a los derechos de sus ciudadanos. Parece que vivimos en un mundo en el que las personas tienen un alto grado de libertad a la hora de elegir su forma de vida y sus pautas de comportamiento. Pero, al mismo tiempo, las amenazas a muchas de estas libertades son evidentes. Mucha gente que se autoproclama liberal no cree, por ejemplo, en la libertad económica. Y hasta la libertad de expresión está siendo gravemente amenazada en nombre de lo políticamente correcto. Podéis opinar lo que queráis, se nos dice desde el pensamiento oficial, siempre, claro está, que lo que opinéis sea lo que nosotros pensamos que se debe opinar.

Determinados grupos de opinión se han convertido así en censores; y no dudan en atacar con todos los medios a su alcance a quienes se desvían de la senda marcada.

En esta paradójica situación en la que vivimos siempre es bueno volver a los clásicos. Y tenemos ahora la ocasión de releer una de las obras fundamentales de la filosofía política moderna: Sobre la libertad de John Stuart Mill, (Tecnos, 2008). La edición corre a cargo de uno de nuestros mejores especialistas en el pensamiento de los economistas clásicos ingleses, Carlos Rodríguez Braun, que ha escrito un excelente estudio introductorio en el que pone de relieve cómo muchas de las contradicciones con las que hoy nos encontramos están presentes en la obra de Mill.

Formado en el utilitarismo más estricto, John Stuart Mill defendió siempre los principios de la libertad humana; pero, al mismo tiempo, sentó las bases de la socialdemocracia. En sus Principios de Economía Política de 1848, que sería, durante 30 años, la obra de referencia en esta materia en Gran Bretaña, estableció una distinción, tan crucial como errónea, entre las leyes de la producción y la distribución de la riqueza. Mientras las primeras tan ciertas e inmutables como las leyes físicas, la últimas dependerían de las instituciones humanas. En otras palabras, no tiene sentido que el Estado intervenga en el sector productivo; pero está legitimado a hacerlo en la distribución.

Y lo más importante es que la intervención en esta última esfera en nada afectaría a la producción; «Una vez que las cosas están, los seres humanos, individual o colectivamente pueden hacer con ellas lo que quieran». No es sorprendente que, por una parte, Hayek considerara que esta idea es la mayor tontería que haya escrito nunca un economista famoso; y, por otra, que su influencia práctica haya sido enorme, ya que justifica cualquier nivel de gasto público y presión fiscal, por elevada que ésta sea. Pensar que tales medidas puedan adoptarse sin afectar a la generación de riqueza resulta, en efecto, sorprendente.

Pero no puede olvidarse que cabe utilizar también el argumento para defender la libertad positiva: cuanto más gaste el Estado y más distribuya la renta, más se está ampliando la esfera de la libertad de muchas personas. Para extender la libertad «positiva, se llega así a destruir la auténtica libertad.

Todo esto está en un libro que cumplirá pronto los 150 años. Lean a Mill y entenderán mejor muchos de nuestros problemas actuales.

Ahora en...

About Us (Quienes somos) | Contacta con nosotros | Site Map | RSS | Buscar | Privacidad | Blogs | Access Keys
última actualización del documento http://www.conoze.com/doc.php?doc=8319 el 2008-06-06 00:26:53