Técnicas de manipulación en la prensa
Hace unos días leí un post recomendando «El invitado del Papa» de Vladimir Volkoff. Libro en apariencia ligero, pero que a mí también me gustó mucho. Yo me atreví a recomendar del mismo autor «El montaje». Pero hablaba de recuerdos e impresiones. Así que rebusqué en casa (el criterio de ordenación bibliotecaria es el estético, así que cada vez que intento encontrar un libro antiguo, tengo que echar media tarde).
Como ocurrió la primera vez lo leí de corrido. La traducción es horrorosa —si no, es imposible que ganase el premio de Novela de la Academia Francesa de 1982, el original debe estar mejor escrito—, los personajes no están bien definidos—al menos a mi gusto—, y el estilo que hoy buscaríamos en un libro de espías sería el de un guión cinematográfico. Os aseguro que no lo es, la estructura es algo peculiar. Sin embargo, tanto la trama como la tesis son cautivadoras, y no pierde en la ambientación de la Guerra Fría.
Lo traigo a colación porque es un libro que ayuda a formar espíritus libres. Ayuda a analizar la información, preguntarse por qués, cuestionarse la información publicada y categorizar a periodistas y medios. Está descatalogado, pero no revelaré nada sustancial del argumento, para no chafar a posibles lectores interesados. Un ruso blanco afincado en Francia —Alexandr Psar— es captado por la KGB —a través del coronel Iakov Moisseich Pitman— con una misión muy singular: agente de influencia. Su objetivo es la formación de la opinión pública, fundamentalmente a través de los medios impresos. El capítulo del reclutamiento es espectacular, son los propios métodos los que impulsan al joven Psar a trabajar para los soviéticos, se siente un semi-dios.
El post de hoy es también largo, así que estará colgado varios días. Probablemente haya alguien a quien le interese: transcribo una parte de la escena del reclutamiento: la Palanca. Os animo a emplearlo al leer los periódicos, aunque al principio es costoso se convierte rápidamente en un hábito. A mí, que soy limitadito, no me supuso mucho esfuerzo.
Es gratificante aplicarlo, en especial, a las noticias sobre la Iglesia Católica, y estar muy observantes en cómo las utiliza la prensa progre, tanto en la elección de los temas como el tratamiento que merecen... Cuando releí el libro me vino a la mente El País, Público, El Mundo, la Secta, Tetacinco, Cuatro, Religión Digital, El Plural, Bedoya, José Manuel Vidal, Bastante, Sopena..., todos con sus fobias y traumas. Son unos expertos. Ya me contaréis vuestra experiencia.
Pitman y Psar están sentados en el campanario de Notre-Dame. Acaban de explicarle a Psar las tres columnas sobre las que se basa la influencia, simbolizadas en la Palanca, el Triángulo y el Alambre. La Palanca está codificada en un Vademecum...
—Y esta información tendenciosa consiste en...
Alexandr adoptaba un aire despegado. Pitman simuló caer en la trampa.
—El Vademecum da diez recetas para la composición de informaciones tendenciosas. ¿Quiere conocer usted estas diez recetas?
—Me interesaría, sí.
—La contra-verdad no comprobable, la mezcla verdadero-falso, la deformación de lo verdadero, la modificación del contexto, la difuminación con su variante: las verdades seleccionadas, el comentario apoyado, la ilustración, la generalización, las partes desiguales, las partes iguales.
—¿Podría darme algunos ejemplos?
—Voy a intentar recomponer la conferencia de mi monitor del cursillo. «Supongamos —decía él— el hecho histórico siguiente: Ivanov encuentra a su mujer en la cama de Petrov». (Alexandr se irguió: le disgustaban las gracias escabrosas. Los franceses no podían evitarlas. Bueno, pero con un ruso él había esperado no oírlas; sin ningún motivo, visiblemente, Pitman tenía un aire jocoso).
Voy a presentarles los diversos tratamientos que pueden aplicar a ese hecho si por tal o cual razón política desean divulgarlos de un modo tendencioso.
Primer caso. No hay testigos. El público no sabe qué hay en aquello y no posee ningún medio para informarse. Ustedes anuncian de buenas a primeras que es Petrov quien ha encontrado a su mujer en el lecho de Ivanov. Esto es lo que denominamos una contra-verdad no comprobable.
Segunda fórmula. Hay testigos. Ustedes escriben que el matrimonio Ivanov no marcha bien, y conceden que el sábado último, Ivanov ha sorprendido a su mujer con Petrov. Es verdad, añaden, que la semana anterior fue Ivanova quien sorprendió a su marido con Petrova. Se trata del procedimiento de la mezcla verdadero-falso. Las proporciones, evidentemente, pueden variar. Los muchachos de la intoxicación, cuando quieran "basar" al adversario, le dan hasta el 80% de verdadero por 20 de falso, porque es importante, a su nivel, que tal o cual punto falso preciso sea tenido por verdadero. Nosotros, los desinformadores y agentes de influencia, operamos sobre la cantidad, y hallamos, por el contrario, que un solo hecho verdadero y comprobable permite el paso de muchos que no son ni lo uno ni lo otro.
[...]
—Tercer truco. Ustedes reconocen que la ciudadana Ivanova se encontraba en casa de Petrov el sábado pasado, pero ironizan en cuanto al tema del lecho. El mobiliario, comentan, no tiene nada que ver con el asunto. Más verosímilmente, Ivanova estaba sentada, simplemente, en una silla o en un sillón, quedando lo otro muy dentro de la manera de ser de Ivanov, que siempre tiene una tendencia excesiva a rodar bajo las mesas, a calumniar a su desgraciada esposa. ¿Qué quería que hiciese ella? ¿Que se dejara moler a palos por el borracho del marido? Ella habrá creído que era su deber refugiarse en casa de los Petrov, y, según todas las posibilidades, estaba acompañada por sus hijos, de escasa edad; finalmente, nada nos permite acusarla de haberlos abandonado a la merced de este bruto. Nada nos indica que la ciudadana Petrova no haya asistido a la entrevista Ivanova-Petrov, y ello hasta es probable, pues la escena se desarrollaba en la habitación que ocupan los Petrov, dentro del apartamento comunitario que comparten con los Ivanov. Es el truco de la deformación de lo verdadero.
Cuarto artificio. (Pitman contaba sobre sus dedos). Ustedes recurren a la modificación del contexto. Es cierto, dicen, Ivanov ha encontrado a su mujer en la cama de Petrov, pero ¿quién no conoce a Petrov? Es un monstruo de concupiscencia. No es imposible que haya sido condenado catorce veces por violación. Aquel día, encontró a Ivanova en el pasillo, arrojándose sobre ella, y arrastrándola hasta su casa, estando a punto de violentarla cuando, por suerte, el digno ciudadano Ivanov, al volver de la fábrica, donde una vez más se había ganado el premio de los tres mil tornillos colocados en dos horas y veinticinco minutos, hundió la puerta para salvar a su casta esposa de una suerte peor que la muerte. Y la prueba, proclamarán ustedes en voz muy alta, es que en la información inicial no se recoge ningún reproche dirigido por Ivanov a Ivanova.
Quinto procedimiento: el de la difuminación. Ustedes ahogan el hecho verdadero en una masa de otros informes: Petrov, dicen, es un estajanovista. un afamado tocador de armónica y un buen jugador de damas; nació en Nijni-Novgorod; fue artillero durante la guerra; regaló un canario a su madre al cumplir ésta los sesenta años; tiene queridas, entre ellas cierta Ivanova; le gusta el salchichón al ajo; nada bien de espalda; sabe hacer los pelment siberianos, etc.
Tenemos también una combinación, algo inverso a la difuminación: las verdades seleccionadas. Ustedes escogen en el incidente que deben recoger detalles verídicos, pero incompletos. Cuentan, por ejemplo, que Ivanov entró en casa de Petrov sin llamar, que Ivanova se sobresaltó porque es nerviosa, que Petrov pareció extrañarse de las malas maneras de Ivanov, y que después de haber intercambiado algunas observaciones sobre el extremado relajamiento de las costumbres, que constituye una de las secuelas del Antiguo Régimen, los esposos Ivanov se reintegraron a su hogar.
Sexto método: el comentario apoyado. Ustedes no modifican en nada el hecho histórico, pero sacan de él, por ejemplo, una crítica de los apartamentos comunitarios, que cada vez desaparecen con más rapidez, pero en los cuales los encuentros entre amantes y maridos tienen lugar con más frecuencia de la prevista por el plan quinquenal. Ustedes describen luego una ciudad moderna, en la que cada pareja de tórtolos tiene su estudio, donde ellos se pueden arrullar a su gusto, y pintan un cuadro idílico de la suerte envidiable que aguarda a los Ivanov.
La séptima astucia es otra forma de la sexta: es la ilustración, en la que se va de lo general a lo particular y ya no de lo particular a lo general. Ustedes pueden desarrollar el mismo tema: la felicidad de las parejas en las ciudades nuevas erigidas gracias a la eficacia bienhechora del régimen de los soviéticos, pero terminan con una declaración exclamativa como ésta: ¡Qué progreso sobre los antiguos apartamentos comunitarios, donde se desarrollaban escenas deplorables, como la de ese Ivanov encontrando a su mujer en la casa del vecino!
La octava táctica es la generalización. Por ejemplo: ustedes extraen de la conducta de Ivanova consecuencias que inducen a confusión sobre la ingratitud, la infidelidad y la lujuria femeninas, sin mencionar la complicidad de Petrov. O, por el contrario, aplastan a Petrov-Casanova, el vil seductor, y absuelven entre las aclamaciones del jurado a la infortunada representante de un sexo vergonzosamente explotado.
La novena técnica se llama: partes desiguales. Se dirigen ustedes a sus lectores y les piden que comenten el incidente. Publican una carta que condena a Ivanova, incluso en el caso de que hayan recibido cien, y diez que la justifican, aunque no hayan recibido más que esas diez.
Finalmente, la décima fórmula es la de las partes iguales. Encargan ustedes a un profesor universitario, polemista competente, querido del público, una defensa de los amantes en cincuenta líneas, y piden a un tonto de pueblo una condena de los mismos amantes, también en cincuenta líneas, lo cual establece su imparcialidad.
He aquí, Alexandr Dmitrich, lo que le facilitará una idea de lo que es la información tendenciosa y los ejercicios que le inducirán a hacer, evidentemente, sobre temas algo más serios.
[...]
—No, con toda seguridad. Le he dado diez recetas pueriles, a modo de ejemplo. Nosotros hemos elaborado centenares de procedimientos que podemos emplear conjunta o separadamente, toda una interpretación de la Historia, toda una Waltanschauung de la influencia, diría que casi una cosmogonía.
Espero que os haya gustado. ¿Os trae a la memoria ejemplos recientes de noticias y modos de tratarlas? A mí muchos.
Nota
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