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¿Cómo ven las sectas cristianas a otras sectas?

La experta argentina Mara Martinoli, responsable de la Asesoría para Grupodependientes (APG) de la ciudad de La Plata, ha escrito un artículo sobre cómo perciben las sectas de origen cristiano al resto de grupos religiosos. Por su interés, lo reproducimos a continuación.

Es preocupante la competencia instaurada a través de las creencias; los grupos seudo religiosos que no aceptan la diferencia, critican a otros que consideran diabólico todo lo externo. Quienes viven en comunidad consideran sectas a aquellas que organizan reuniones diariamente; quienes se reúnen tres veces a la semana, creen que las sectas lo hacen solo una vez; aquellas que requieren de estudios específicos critican a las que solo oran. Algunas particularizan la crítica hacia ciertos grupos (por ejemplo la Iglesia Bautista Pueblo de Dios es muy severa hacia los Testigos de Jehová, Mormones y Adventistas).

Descalifican prácticas que luego con el tiempo implementan para adaptarse a la demanda; intentan desecharse mutuamente (método compartido para que un líder adquiera más poder) y/o imitan el accionar de otras con las cuales pueden llegar a aliarse (conservando una aparente diferencia). En general las sectas definen a otros grupos sectarios como una corrupción, deformación o perversión, como herejías organizadas nocivas centradas en falsas doctrinas, como una perdición que conduce por caminos opuestos a la verdad.

Se perfeccionan tanto que hasta emplean los conceptos de S. Hassan, se informan de los procedimientos de control mental, los arreglan y adoptan como supuestas enseñanzas propias y los presentan en sus publicaciones adaptados a sus objetivos y conveniencias. Y entonces cuando un individuo es «captado» por otra secta argumentan que:

  1. El individuo tiene una «personalidad contagiada», está «contaminado»: de manera subliminal transmiten el mensaje propio para que nadie salga del grupo.
  2. Otras creencias son una «epidemia», la gente «se enferma» fuera: instauran el miedo a todo lo externo.
  3. Hay que «desprogramar» a la persona que estuvo en una secta: porque esa persona ya no es parte del Plan de Dios entonces se debe «trabajar» duro con ella.
  4. Debe buscarse toda la información posible sobre aquella secta y sobre sus técnicas de adoctrinamiento: si fue tan eficiente para captar a otros tal vez la adopten cuando incorporen cambios.
  5. La familia del captado debe asistir a los centros de reunión, de oración, de celebración, de rituales: guiada por el consejero que se designará especialmente (el más equipado con la verdad) para cumplir con la tarea de transmitir obviamente la creencia interna.
  6. Estudiar el material que les entregue el «consejero» designado: si la persona supuestamente captada no puede ser reintegrada al medio, no importa pues más vale perder uno y ganar varios.
  7. Una vez rescatado (si lo logran), deberá purificarse por haber estado en otro lado (del otro lado) y esmerarse más que el resto de los adeptos.
  8. Una vez «rescatado» y «preparado» mostrará a los demás todas las mentiras de aquel grupo capta-personas. Obviamente si los abandonan decrece el poder de la propia secta (y lo que es peor, se pasan a otra).
  9. «Si conoce a alguien que está metido en una secta, puede ser una tarea ardua y prolongada, que muy a menudo resulta infructuosa»: siempre es más conveniente para la secta que no regrese quien ya salió.

Cada secta observa la falsedad de las otras y se considera como la única salvación ¿En qué se diferencian afirmando lo mismo? Este es el punto de encuentro exquisito que las incluye en la misma denominación.

Cuestionamientos que las sectas comparten:

  1. Todo cuanto es diferente a «ese grupo» es perverso: una muestra más que autentica su calidad de secta.
  2. Lo que hace errónea a una secta es lo que enseña: todo lo que se enseña dentro es verdadero y todo lo que se aprende fuera es falso.
  3. Las sectas hacen imposible la salvación del hombre: reducen la salvación al propio grupo, sin piedad ni compasión por otro hombre sufriente.
  4. Los textos que utilizan son una mala traducción de la Biblia, no son auténticos, la única Biblia es la del grupo: omiten informar o hacer referencia a la fuente utilizada para las adaptaciones.
  5. Se entrenan muy bien en sus creencias teológicas aberrantes, sistemas de creencias imposibles de ser verificadas: entrenamientos que las identifica.
  6. Siguen a un líder humano: los supuestos pastores, iluminados, consejeros o visionarios no se incluyen en la categoría líderes.
  7. Las profecías en el tiempo resultarán falsas: afirmación probablemente fundada desde la falsedad propia.
  8. «Capturados» o «reclutados» son los individuos que participan en otras sectas: ser miembro, integrante o prosélito es privilegio del grupo que califica.
  9. Las sectas corren en busca de bienes materiales: toda secta oculta los objetivos reales.

Escudados en la apologética cristiana emplean una apologética lógica blanqueando por omisión los propios aspectos negativos para exagerar los supuestamente positivos; defensa, justificación o negación convenientes para defender el propio punto de vista: una nueva forma de captar adeptos. El problema más serio no es qué decide creer el hombre sino cómo la secta distorsiona la visión de la realidad (cuanto aparenta ser una creencia) para que un individuo pierda su individualidad: siempre son sectas las otras sectas

Como afirma un «pastor» en una de las tantas publicaciones de distribución gratuita, «nuestros seguidores no deben ser engañados por ninguna de las sectas que realizan proselitismo por estos lugares». Olvidó concluir: sólo nosotros tenemos el privilegio.

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