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Beato Juan Pablo II.com

Los católicos estamos, ahora también, de enhorabuena porque la red de redes acoge un espacio dentro del cual se va a recoger lo referido a la próxima beatificación del Siervo de Dios Karol Wojtyla conocido como Juan Pablo II.

No responde la misma al título de este artículo, naturalmente, sino a la siguiente: www.Karol-Wojtyla.org. En ella es posible conocer tanto del mismo próximo beato de la Iglesia católica en cuanta fe y manifestaciones de la misma como todo aquello referido a la misma Causa de beatificación.

Hasta aquí lo que, digamos, podemos considerar normal desenvolvimiento de la Esposa de Cristo en el mundo internáutico.

A este respecto, el próximo beato entendía, con total claridad y normalidad, la importancia que tenía tal medio de información y formación para la Esposa de Cristo y, así, para el mundo creyente.

Cuando hizo público el Mensaje para Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales de 2001 titulado «Internet: un nuevo foro para la proclamación del Evangelio» dijo que «Internet es ciertamente un nuevo ‘foro’, entendido en el antiguo sentido romano de lugar público donde se trataba de política y negocios, se cumplían los deberes religiosos, se desarrollaba gran parte de la vida social de la ciudad, y se manifestaba lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. Era un lugar de la ciudad muy concurrido y animado, que no sólo reflejaba la cultura del ambiente, sino que también creaba una cultura propia. Esto mismo sucede con el ciberespacio, que es, por decirlo así, una nueva frontera que se abre al inicio de este nuevo milenio. Como en las nuevas fronteras de otros tiempos, ésta entraña también peligros y promesas, con el mismo sentido de aventura que caracterizó otros grandes períodos de cambio. Para la Iglesia, el nuevo mundo del ciberespacio es una llamada a la gran aventura de usar su potencial para proclamar el mensaje evangélico. Este desafío está en el centro de lo que significa, al comienzo del milenio, seguir el mandato del Señor de ‘remar mar adentro’: ‘Duc in altum’» (Lc 5, 4). (Mensaje, 2)

Pero, es bien cierto, que por muy buena que sea la red de redes, corresponde a cada cristiano, aquí católico, que puede hacer tal cosa, hacer lo que le dicte el Espíritu Santo al respecto. Así

«Internet produce un número incalculable de imágenes que aparecen en millones de pantallas de ordenadores en todo el planeta. En esta galaxia de imágenes y sonidos, ¿aparecerá el rostro de Cristo y se oirá su voz? Porque sólo cuando se vea su rostro y se oiga su voz el mundo conocerá la buena nueva de nuestra redención. Esta es la finalidad de la evangelización. Y esto es lo que convertirá Internet en un espacio auténticamente humano, puesto que si no hay lugar para Cristo, tampoco hay lugar para el hombre» (Mensaje, 6)

Por otra parte, Benedicto XVI, sucesor del beato Juan Pablo II en la silla de Pedro, ha dicho, con motivo del Mensaje para la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales titulado: "Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital" lo siguiente:

«Esto se ve más claramente aún cuando nos confrontamos con las extraordinarias potencialidades de internet y la complejidad de sus aplicaciones. Como todo fruto del ingenio humano, las nuevas tecnologías de comunicación deben ponerse al servicio del bien integral de la persona y de la humanidad entera. Si se usan con sabiduría, pueden contribuir a satisfacer el deseo de sentido, de verdad y de unidad que sigue siendo la aspiración más profunda del ser humano.»

Y por eso, precisamente, se pone al alcance de todo católico y, en general, al alcance de toda persona de bien, lo que el beato Juan Pablo II supo sobre su fe y, sobre todo, lo que de bien supo hacer por los que creemos en la bondad del ser humano y en la calidad del alma.

Y, por último, no me resisto ni quiero resistirme a traer a estas pocas palabras aquí escritas una oración de la que se puede hacer uso para implorar favores por intercesión del Siervo de Dios y beato Juan Pablo II:

«Oh Trinidad Santa,

Te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de la cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor.

El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo.

Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos.»

Y es que el beato Juan Pablo II sabía, por su juventud de alma y de espíritu, cómo llevar la eternidad al hombre.

Ahora en...

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