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Rango

Sinopsis

Un camaleón de terrario se cae en medio de la carretera, tras una brusca maniobra del coche en el que viaja. La fantasía de este personaje que se cree un actor encuentra la oportunidad interpretar el papel de un legendario héroe al adentrarse en el desierto y llegar a Dirt, un pueblo polvoriento y casi deshabitado. Allí, el camaleón adopta el nombre de Rango y la personalidad de un temible pistolero, capaz de matar a siete forajidos con una sola bala. Los pocos habitantes del lugar están tan necesitados de una figura poderosa a la que seguir, que lo convierten en sheriff. Pronto Rango se da cuenta de que el principal problema de la localidad es la escasez de agua por misteriosos motivos y debe resolver este asunto para que Dirt pueda sobrevivir a la sequía.

Críticas

Ana María Pérez-Guerrero. Colaboradora de CinemaNet

Estamos ante una curiosa propuesta de animación del director Gore Verbinski (Piratas del Caribe, Un ratoncito duro de roer), que hace un homenaje al espagueti western, especialmente a las producciones de Sergio Leone. Pero su originalidad no radica tanto en este hecho como en su tono, en ocasiones, onírico y excéntrico. La película entretiene: hay varias bromas escatológicas y algunas de doble sentido que no traspasan ciertos límites, así como escenas de acción bastante efectivas. Además, la inclusión del coro de lechuzas mariachis que cantan el destino del protagonista representa un simpático acierto. A pesar de estas bondades, al filme le falta un poco más de gracia. De hecho, hay momentos en que la cinta se hace un poco larga.

El guión, escrito por John Logan (El aviador o Sweeney Todd), aborda asuntos como que no se puede vivir basado en una mentira, la necesidad de héroes que ayuden a elevar la moral de otros y la opción de servir a los demás con decisión, sin dar cabida al derrotismo: Rango se pregunta constantemente quién es y quién puede ser hasta que elige su destino.

En el aparado técnico hay que señalar el logrado realismo de su estética y el feísmo en el diseño de personajes. No obstante, este último rasgo no afecta el atractivo de las caracterizaciones de los habitantes del pueblo ni del protagonista. Finalmente, para los amantes de las bandad sonoras, la de Rango es un estupendo trabajo de Hans Zimmer en el que se recoge los ecos del mejor cine del oeste.

Julio Rodríguez Chico. La mirada de Ulises

Con «Rango», Gore Verbinski homenajea al western y especialmente al spaghetti western. Abundan los planos, diálogos y situaciones que nos llevan Sergio Leone y a Clint Eastwood –que tiene su momento como «hombre sin nombre»… «más allá de la vida»– para hablarnos de la necesidad de ser uno mismo y no camuflarse, y también de una época perdida en que la solidaridad y la ley se imponían a la voracidad y la corrupción de los especuladores. Una crítica político-social y un esquema antropológico puesto al alcance de los niños y válido también para un público adulto, porque la historia está contada –y cantada por las lechuzas con sus intermitentes apariciones como cronistas– con un tono humorístico y simpático, ágil y espectacular, muy visual y original (basta ver la escena de la persecución o la pelea final).

Cuando todo parece perdido, a Verbinski aún le queda una bala que disparar y herir de muerte al espíritu del progreso capitalista… que ha enterrado al espíritu de Oeste. Por eso, en calidad de guionista, John Logan se permite un giro narrativo cuando Rango ha cruzado al otro lado de la carretera, para hacerle madurar y retornar al desierto a fin de cambiar una leyenda que no debe ser escrita pero sí recordada. Desconcierta y sorprende esa escena de corte existencialista y estética surrealista con distinto tono cromático y ritmo narrativo, pero dicha secuencia onírica queda explicada por esa segunda oportunidad que se le da a Rango para ser él mismo y enfrentarse sólo ante el peligro en un duelo desigual. Un buen guión con abundantes referencias cinéfilas, que introduce bromas ingeniosas y comentarios con doble sentido… dirigidas a los mayores y que no sobrepasan el límite de lo permitido.

La excelente banda sonora de Hans Zimmer y una extraordinaria animación son las mejores bazas de una cinta que es a la vez una road movie y un repaso a la evolución del western, donde los políticos de turno se aprovechan de la crisis para vender esperanza de futuro, y donde el pueblo necesita un héroe que salga de entre ellos para seguir creyendo en algo y no conformarse con espléndidos complejos residenciales y de ocio. La gesta de Rango se nos pasa volando porque la cinta es entretenida y él un individuo un poco alocado –lógico siendo Johnny Depp quien le da voz–, y al final queda un iconoclasta cartoon que prescinde de las 3D sin perder dinamismo ni vistosidad, con personajes que deberían ser repugnantes pero que resultan entrañables (hasta los divertidos topos ladrones), y con una moraleja que nos habla de la importancia de vivir lejos de la mentira, fieles al espíritu del Oeste y a los héroes de siempre.