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La salvación, según diversas doctrinas
«Algunos fueron creados para condenarse y otros para salvarse»
Esta enseñanza fue lanzada por el francés Juan Calvino en el siglo XVI. Se trata de la llamada «doctrina de la predestinación», que comparten, entre otras, la «Iglesia Calvinista» y las diversas «Iglesias Presbiterianas». Así la define su inventor: «Llamamos predestinación al decreto eterno de Dios con el cual estableció lo que ha de hacer cada uno de los hombres, puesto que no todos fueron creados con las mismas condiciones, sino que algunos fueron destinados a la vida eterna y otros a la eterna condenación». A tal conclusión llegó al aceptar la teoría de Lutero de que el hombre está tan corrompido que todo lo que hace (obras buenas o malas) es pecado y por tanto todos merecen ser condenados. Y Dios, porque libremente lo quiere, dice Calvino, elige a algunos para justificarlos y salvarlos; y a otros, también porque al Señor se le da la gana, no los justifica sino que los destina al Infierno. Al hacerle notar que su doctrina contradecía al Nuevo Testamento, el cual habla de la voluntad salvífíca de Dios – «Dios quiere que todos se salven» (II Tim 2, 4)–, Calvino respondió que citas como ésa eran un piadoso engaño divino.
«Nos salvamos cuando las ‘cargas’ del subconsciente son quitadas»
La Cienciología o «Iglesia de la Cienciología» es una religión que no cree en Cristo pero sí cree que Xenu, dictador de la Confederación Galáctica, quien hace 75 millones de años trajo miles de millones de personas a la Tierra en naves espaciales, las desembarcó alrededor de volcanes y las aniquiló con bombas de hidrógeno; mas sus espíritus se juntaron en grupos y se pegaron a los cuerpos de los vivos (seres humanos), y esto crea caos y estragos. Esto sólo se puede solucionar a través de un proceso llamado «auditación», en el que las «cargas» (básicamente memorias de penas pasadas y subconscientes que crean un bloqueo de energía) son quitadas; y mientras esto no ocurra, cada persona tiene que reencarnar una y otra vez. Mas como la «auditación» es un proceso muy largo y costoso, la Cienciología es una religión compuesta sólo de gente rica, y con frecuencia famosa, como los actores Tom Cruise, John Travolta y Jennifer López.
«Alcanza el ‘nirvana’, conviértete en un ‘iluminado’»
Según el budismo, religión sin Dios inventada hacia el año 500 años antes de Cristo por Sidarta Gautama en lo que hoy es territorio de Nepal, existen «cuatro nobles verdades» a las cuales todo hombre está sometido: 1) Todos tienen que sufrir. 2) El sufrimiento es causado por nuestros deseos egoístas. 3) Después de vencer estos deseos se entra en el estado del «nirvana» y cesa todo sufrimiento. 4) Para vencer estos deseos hay que entrar en el camino de las ocho exigencias de la regla del budismo: el recto entendimiento, la recta intención, el recto lenguaje, la recta acción, la recta manera de vivir, el recto esfuerzo, la recta meditación y el recto éxtasis. Y ése sería, en resumen, el camino de la salvación. Igual que en la cienciología, el budismo cree que mientras ese «nirvana» –«liberación interior» o salvación– no se alcance, el ser humano ha de pasar por una serie de reencarnaciones. Como el budismo es ateo, supone que la persona no se salva a través del bien que proviene de Dios, sino solamente mediante el desapego del mundo, el cual considera siempre malo. Entre los poquísimos destellos de verdad que tiene esta religión está la «ley del karma», pues al menos admite que las obras buenas o malas merecen premio o castigo, sólo que, según el budismo, tal cosa ocurre a través del modo en que uno reencarna.
«Salvarse a través del yoga»
Para la religión hindú, la meta final de todo ser humano es el moksha: la liberación del ciclo de vidas en este mundo material, así como la entrada al «nirvana» (igual que en el budismo). Los hindúes reconocen tres caminos posibles para llegar al moksha o salvación. El primero es el camino de las obras, o karma yoga, que se logra cumpliendo con los deberes propios y familiares, venciendo así el peso del «karma» malo que uno ha acumulado. El segundo camino de salvación es el camino del conocimiento, o jnana yoga, que se consigue al alcanzar un estado de conciencia en el que el individuo se da cuenta de su identidad con Brahman (la divinidad impersonal) y que sólo es posible mediante la «meditación profunda» que se alcanza practicando la disciplina del yoga (ejercícios gimnásticos y «espirituales» a base de posturas o asanas). Y el tercer y último camino de salvación es el camino de la devoción o bhakti yoga, que es el auto-renunciamiento ante uno de los muchos dioses y diosas personales del hinduismo, y que se hace mediante acciones de adoración en el templo o en el hogar a dichas deidades.
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