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La mala fe de los promotores del aborto

No contentos con promover por medio de tribunales y legislaciones el aborto, los grupos y personas a favor de ello también utilizan tácticas poco honestas para respaldar su posición. Esta semana se han producido diversas situaciones que ejemplifican muy bien estas prácticas. El primer caso llega de Estados Unidos, donde el "Pro-Life Infonet" (4/11/99) informó de un nuevo documental que cuenta la vida de dos feministas pioneras, Cady Stanton y Susan B. Anthony. El video, producido por Ken Burns, se llama "Not for Ourselves Alone" y narra una parte de la historia del feminismo del siglo pasado. Aunque el documental describe con detalle la lucha de estas mujeres en la promoción del feminismo, sin embargo guarda silencio absoluto sobre un hecho importante: las dos se oponían completamente al aborto.

Cady Stanton organizó la primera convención en favor de los derechos de la mujer, pero describió el aborto como una forma de infanticidio. Más de un siglo antes de la legalización del aborto en Estados Unidos, Stanton escribió: "Cuando se considera que las mujeres han sido tratadas como propiedad, es degradante para las mujeres que tratemos a los niños como propiedad para ser desechados cuando consideremos oportuno". El periódico editado por las dos feministas frecuentemente publicaba editoriales contra el aborto, y se referían al aborto como "homicidio infantil e infanticidio". En un discurso en 1875 Susan B. Anthony declaró que así como el aborto, la violación y la prostitución tienen lugar por culpa de los varones, las mujeres deben prevenir esos abusos eliminando las causas de los abusos. Una organización feminista pro-vida, "Feminists for Life", entregó abundante documentación a Burns sobre las dos feministas, pero el productor ignoró completamente la parte que mostraba la oposición al aborto de las dos mujeres.

El segundo caso es de Argentina, donde la agencia AICA (3/11/99) informó que el Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires aclaró que "no es verdad" que la mortalidad materna por causa del aborto sea de centenares o miles al año, como difunden reiteradamente los medios de comunicación. En una declaración, el grupo de médicos, que preside el doctor Carlos Alberto Carranza Casares, aseguró que en "las últimas estadísticas oficiales del Ministerio de Acción Social y Salud Pública de la Nación -correspondientes a 1997- las madres muertas por aborto en la Argentina no son centenares o miles, sino que en ese año fueron 82".

Aunque "13 de ellas tenían menos de 19 años de edad", el Consorcio opinó, sin embargo, que "ese número de madres fallecidas por aborto es aún muy alto y es responsabilidad de todos reducirlo". Aunque aclaró que "no es liberalizando el aborto como se debe enfocar el problema. Ello multiplicaría por muchos miles el número de fetos muertos y la mortalidad materna por esa causa no sólo no bajaría, sino que aumentaría las cifras actuales". Los médicos observaron que "si en la Argentina el número de abortos 'legales', en proporción a la población, fuera igual que en los Estados Unidos (donde las estadísticas oficiales sostienen que abortan anualmente 1.600.000 madres), los abortos legales y oficiales en la Argentina serían 243.000 por año. Desde luego que con ese número de abortos, la mortalidad materna subiría en vez de bajar, sin olvidar además que siempre seguiría habiendo abortos clandestinos con la alta mortalidad que los caracteriza".

El último caso viene de Canadá, donde la revista "The Report Newsmagazine" (8/11/99) comenta las tácticas de la policía contra una abuela que manifestó su oposición al aborto frente a una clínica de Toronto. No sólo usaron métodos brutales para arrestar a la mujer, Linda Gibbons de 52 años, sino que antes de proceder con su acción la policía detuvo a tres reporteros que fueron allí para cubrir el hecho. Parece que el motivo de la policía fue prevenir que los reporteros pudieran tomar fotos de su acción contra la mujer.

Los tres reporteros, Stephen Jalsevac, Sue Careless y Gord Truscott fueron arrestados arbitrariamente y la policía confiscó su cámaras. Lo único que hizo Linda Gibbons fue acercarse a la clínica con una pancarta en silencio. La señora Gibbons tiene una larga historia de protestas, siempre pacíficas, contra las clínicas de aborto y en numerosas ocasiones ha sido arrestada por no respetar la distancia que los manifestantes deben guardar de las clínicas, una zona de sesenta pies. El suceso tuvo lugar el pasado 15 de octubre, y a pesar del ataque contra los reporteros la prensa canadiense ha permanecido callada sobre el asunto. El artículo observa que sólo se puede explicar ésto por el tema en cuestión, el aborto, porque normalmente en Canadá los medios de comunicación son muy celosos en la defensa sus derechos. Después de su arresto la señora Gibbons permaneció detenida durante las primeras 26 horas sin ni siquiera comida o agua, ni tuvo una manta para calentarse durante la noche.