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Elecciones a la vista
Con una ley electoral del año 1977, que ha mostrado suficientemente sus defectos, pero que los dos partidos mayoritarios no se han propuesta mejorar, se convocan elecciones municipales y autonómicas para el mes de Mayo, con sus listas cerradas y bloqueadas.
En las elecciones generales, normalmente no votamos a las personas que van a representar a nuestra provincia en el Congreso y el Senado, a las que muchas veces ni conocemos, y cuyo trabajo en estos parlamentos nos resulta misterioso, pues terminan las legislaturas sin que los hayamos oído nunca parlamentar. Los nombres que aparezcan en las papeletas son lo de menos ya que realmente se vota a los partidos.
En las municipales, aunque también tengamos listas cerradas y bloqueadas, normalmente conocemos a las personas cuyos nombres aparecen en ellas. Muchos serán repetidores, dispuestos a conservar su puesto en el ayuntamiento, en el gobierno o en la oposición, pues se aseguran un sueldo que, muchas veces será superior al que podrían obtener con su oficio o profesión, si es que la tienen.
Los vecinos pueden juzgar con conocimiento de causa si los que gobernaron, y quieren seguir gobernando, lo hicieron en beneficio de todos los vecinos o en el de su clientela afecta. Si administraron los impuestos y tasas que cobraron a los vecinos con seriedad y economía, si pueden presentar unas cuentas claras y transparentes.
También pueden conocer si se han enriquecido con el cargo o han enriquecido a sus parciales. En todas las corrupciones hay corruptos y corruptores, pero los resultados económicos los delatan y todo el pueblo lo sabe.
Por tanto en las elecciones municipales los votantes tienen una clara responsabilidad, ya que está en sus manos evitar que los que quieren medrar con la política lo consigan y se perpetúen. El problema puede ser que muchos vecinos hayan perdido su independencia al convertirse en clientela de los políticos, que compran su voto con el dinero de todos, a través de ayudas, prebendas y subvenciones.
Al ser las listas cerradas y bloqueadas, pueden aparecer mezcladas personas que nos merecen más o menos respeto y confianza, dependerá por tanto de la opinión que tengamos acerca de los que ocupan los primeros puestos de la lista, el que no decantemos por una u otra opción.
Hay que votar en conciencia, sin sentirse obligados por haber mantenido en el pasado simpatías hacia un determinado partido. Lo importante es elegir a personas que puedan regir la comunidad de vecinos de cada pueblo con honestidad y que no buscan acceder a la política para vivir de ella. Siempre serán preferibles los que hayan acreditado su capacidad y valía en el ejercicio libre de su profesión u oficio, que los que arriben a las listas electorales buscando un trabajo bien retribuido, sin ninguna vida laboral previa.
En las elecciones autonómicas a la vista también podemos aplicar los mismos criterios para optar por una u otra lista, sin dejarnos manipular con mensajes grandilocuentes y mucho menos si estos mensajes tratan de sembrar división y odio entre los españoles.
Lo que necesitamos es conseguir en nuestros ayuntamientos y autonomías gobernantes austeros, administradores escrupulosos del dinero de los contribuyentes, honestos a carta cabal, preocupados por el bien común y la solidaridad, dispuestos a superar la crisis que padecemos.
Del director
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