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Apocalipsis que nunca llegaron: fundamentalismo cristiano y fin del mundo.

En estos últimos días, no pocos se enteraron públicamente, ya sea mediante carteles o por los diversos medios informativos, que un grupo evangélico pentecostal promovía el día del juicio final y «el rapto» de los cristianos para el día 21 de mayo de 2011 a las 18:00 hs. De más está decir que, y gracias a Dios, no hubo algún cataclismo o desastre siquiera de grandes características para que los adeptos a este grupo estadounidense llamado Family Radio, creado por Harold Egbert Camping, advirtieran una señal del comienzo del apocalipsis.

Tampoco es novedad que, a través del tiempo, distintos grupos fundamentalistas bíblicos (al menos en lo que respecta a occidente), pronosticaran el fin de los tiempos y la separación de los justos (el rapto) de la tierra que sería arrasada. En 1818, un adepto bautista llamado William Miller dijo que el fin del mundo sería el 21 de marzo de 1843. Muchos seguidores del predicador, vendieron o regalaron sus propiedades y esperaron el gran día; ante el desacierto, un discípulo de Miller llamado Samuel Snow le propuso que recalculara nuevamente la fecha; al 21 de marzo de 1844 le seguiría el 22 de octubre de 1844… Miller fue expulsado de la Iglesia Bautista. Su grupo, devastado, vería un resurgir hacia fines del siglo XIX gracias al impulso que le daría la señora Ellen G. White, y con el tiempo se les conocería como Adventistas del Séptimo Día.

Ya para 1874, la secta Estudiantes de la Biblia o russellitas, que hacia 1884 pasarían a llamarse Watchtower Society (Atalaya, hoy conocidos como los Testigos de Jehová) pronosticaron el fin; más tarde, anunciarían que sería para 1914. La escusa de Charles Taze Russell fue que la segunda venida de Cristo había ocurrido, no obstante ésta era «invisible».

Algunas décadas más tarde, Pat Robertson, un tele evangelista, anunció que la segunda venida de Cristo sería en la década del 80. A este le siguieron cientos de sectas que ante el advenimiento del nuevo milenio mantuvieron en vilo a las fuerzas públicas, por la presunción de algunos brotes de psicosis colectiva y delirios místicos. En Jerusalén, para dar un ejemplo, hacia fines de diciembre de 1999 se redoblaron las alertas, no obstante, el desastre no tardaría en llegar: el 18 de marzo del 2000, en la localidad de Kanungu, del distrito de Rukingiri en Uganda, 235 adeptos del grupo de «Hijos del Apocalipsis» seguidores de la secta «Los diez mandamientos de Dios», murieron calcinados en su templo, en un suicidio masivo, mientras entonaban canciones religiosas.

Pero el apocalipsismo no culminó ya entrado el nuevo milenio. En 2008, una secta que se autoproclamaba la auténtica iglesia ortodoxa, se atrincheró en unas cuevas de la ciudad de Nikolskoie; los seguidores de Piotr Kuznetsov, un líder mesiánico que al momento estaba internado en un neuropsiquiátrico, esperaban el fin del mundo para el mes de mayo. Una vez salido del asilo, y ante el fracaso de su «profecía», Kuznetsov intentó suicidarse golpeándose la cabeza contra la raíz de un árbol.

Dejando de lado las psicopatías características de líderes y de algunos seguidores, gran parte de las sectas que aguardan y vaticinan el fin del mundo lo hacen basadas en su literalismo (en este caso bíblico, aunque podría ser con cualquier libro sagrado), sistema opuesto al empleo del método histórico-crítico y producto del fundamentalismo.

Fundamentalismo cristiano

Hacia finales del siglo XIX, surge en algunas iglesias de los Estados Unidos, a consecuencia de la Guerra de Secesión, por la necesidad de contrarrestar una tendencia liberal en cuanto a lo teológico (conflicto fundamentalista / modernista) y en respuesta al flamante evolucionismo darwinista entre otras teorías, un movimiento conformado por varias corrientes del ala conservadora del protestantismo.

Chicago, Illinois, Swampscott, Massachusetts, Watkins Cove, New York, Old Orchard, Maine, y Mackinac Island, Michigan, fueron las ciudades que enviaron a sus pastores a reunirse en una conferencia bíblica, impulsada por el ministro presbiteriano James H. Brookes, desde 1876 y durante catorce años, cerca de las Cataratas del Niágara. En 1895 se adoptó una declaración de fe que quedaría plasmada en doce volúmenes editados entre 1909 y 1915, no obstante, fueron sintetizados en los catorce artículos asumidos como verdades esenciales. Cinco de ellos formarían la carta magna del fundamentalismo. A saber, estos catorce son los siguientes:

1- La literal inspiración bíblica. 2- La Trinidad. 3- La creación del hombre, su caída y su depravación. 4- La transmisión de la muerte espiritual por Adán. 5- La necesidad de un nuevo nacimiento. 6- La redención por la sangre de Cristo. 7- La sola salvación por la fe en Cristo. 8- La seguridad de la salvación. 9- La centralidad de Cristo en la Biblia. 10- La constitución de la verdadera iglesia por los genuinos creyentes. 11- La personalidad del Espíritu Santo. 12- El creyente llamado a una vida santa. 13- La aprobación inmediata de las almas de los creyentes a estar con Cristo en la muerte. 14- La premilenial segunda venida de Cristo.

A partir de estos catorce puntos, surgió una revisión. Los más conocidos e importantes quedaron resumidos en los «cinco principios fundamentales»: 1- La infalibilidad de la Escritura. 2- El nacimiento virginal de Cristo. 3- Sacrificio expiatorio y redención de Cristo. 4- La resurrección corporal de Cristo. 5- La autenticidad de los milagros. Más tarde, los fundamentalistas cambiaron el número cinco por: «El eminente retorno de Cristo».

Debido al florecimiento de la nueva corriente, a la Conferencia Bíblica de Niágara le sucedieron otras en Massachusetts, Pennsylvania, Michigan, Indiana, y California. A tal punto fue el crecimiento fundamentalista que en 1909 se editó «La Bíblia de Referencia Scofield», La que se convertiría en el referente y la más utilizada por los fundamentalistas. En las dos primeras décadas del siglo XX, se crearían cientos de escuelas bíblicas, seminarios y conferencias bíblicas fundamentalistas sobre todo por parte de congregaciones bautistas y presbiterianas.

Dice sobre el fundamentalismo el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española en su vigésima segunda edición: 1. m. Movimiento religioso y político de masas que pretende restaurar la pureza islámica mediante la aplicación estricta de la ley coránica a la vida social. 2. m. Creencia religiosa basada en una interpretación literal de la Biblia, surgida en Norteamérica en coincidencia con la Primera Guerra Mundial. 3. m. Exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida.

Descartando la primera acepción, entendemos por fundamentalismo cristiano a ciertos grupos que creen en la literalidad de la Biblia, la salvación sólo por la fe, el milenarismo o quiliasmo (creencia en la existencia del reinado de Cristo en un milenio temporal después del Apocalipsis) y el apocalipsismo, entre otras interpretaciones.

Vimos al comienzo, que no era novedad que otros grupos ya hubieran pronosticado el fin del mundo, tampoco lo es que todas las características de los grupos fundamentalistas contemporáneos, ya se veían en otros mucho más antiguos: los apocalípticos fueron grupos de cristianos de los primeros siglos, especialmente del primero de nuestra era, de donde procedieron numerosos textos, también denominados apocalípticos en los que se relatan hechos sobrenaturales relacionados con el fin del mundo.

Algunos célebres apocalipsistas fueron: Nepos, Obispo de Egipto y Joachim de Floris. Milenaristas, también llamados quiliastas o xiliastas, es el nombre que reciben los creyentes en la existencia de un milenio temporal después del Apocalipsis y antes del fin del mundo. En ese milenio tendría lugar el triunfo de la Iglesia, Satanás sería liberado, los muertos resucitarían y descendería fuego del Cielo. A este reino espiritual de Cristo seguiría el aniquilamiento del mundo. Fueron partidarios de esta interpretación: el Gnóstico Cerinthus, San Melito, Obispo de Sardes, los montanistas, Methodio, Obispo de Olimpo, Commodian, Lactantius y los Ebionitas.

Estas formas de interpretar las escrituras son claras y concisas; ningún fundamentalista las oculta, ni miente a los que descreen de ellas con algún beneficio o mala intención, no obstante, sus consecuencias serían un problema pastoral para las iglesias históricas.

Conclusión

Algunos de los peligros en los cuales deriva el fundamentalismo surgen a consecuencia de la utilización de la Biblia como un manual de referencias, y ésta del peso de una creencia en un Dios sólo inmanente, aplastante, que culmina en su concepción panteística o fundamentalista. La intromisión de Dios en la libertad del hombre, para la visión de los primeros revivalistas americanos, les produjo cierto temor a un juicio y posterior castigo de Dios, que los mantuvo en esa interpretación y les generó la modificación de sus conductas (puritanismo) porque al entregarse al literalismo, el hombre entonces sería casi una marioneta de la infalibilidad de Dios.

De esa manera, fue como las escrituras comenzaron a ser casi un «oráculo» para ciertos ministros fundamentalistas, practicantes de la esticomancia y la bibliomancia y considerados «profetas» por sus seguidores ¿Pero cuál es la diferencia entre oráculo y profeta de acuerdo al diccionario de la RAE?:

Oráculo (no confundir con el «Oráculo de Yahveh» bíblico): 2. m. Contestación que las pitonisas y sacerdotes de la gentilidad pronunciaban como dada por los dioses a las consultas que ante sus ídolos se hacían. 3. m. Lugar, estatua o simulacro que representaba la deidad cuyas respuestas se pedían.

Profeta: 3. m. Hombre que habla en nombre y por inspiración de Dios.

Profecía no es adivinación, ya que adivinación sería pretender develar sólo lo que Dios puede conocer. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica en su punto 2115: «Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto. Sin embargo, la imprevisión puede constituir una falta de responsabilidad».

No sería posible controlar el futuro como tampoco modificar el pasado. Intentar mediante cálculos casi numerológicos o cabalísticos predecir un final del mundo y, además, adjudicarle una fecha, es adivinación. Continúa nuestro catecismo respecto a la adivinación en su punto número 2116: «Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone 'desvelan' el porvenir. La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a 'mediums' encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.»

Harold Camping dijo que sus predicciones bíblicas en relación a la segunda venida de Cristo se basan en ciclos: Fiestas judías en el calendario hebreo, como se describen en el Antiguo Testamento, El mes del calendario lunar (1 mes sinódico = 29.53059 días). Una aproximación al año del calendario gregoriano (365,24219 días, redondeado a 365.2422). Estos proyectos serían combinados con los resultados contenidos en la Biblia. Camping calculó que la fecha de la crucifixión de Cristo fue el viernes 1 de abril del año 33 D.C.

En 1992, publicó un libro titulado 1994?, en el cual proclamó que el retorno de Cristo podía ser el 6 de septiembre de 1994. En esa publicación, también mencionó que en el 2011 podría ser el fin del mundo. Finalmente ajustó su adivinación al día 21 de mayo de 2011 como fecha para el rapto y el 21 de octubre de 2011 como la fecha para el fin del mundo.

El 21 de mayo, las cortinas de la casa de Camping, en Alameda, California, estuvieron corridas, y nadie atendió los llamados a la puerta. El reverendo salió de su casa el día 22 y dijo estar «muy asombrado» y que «aun buscaba respuestas». El 23 de mayo dijo en una conferencia que recalculó los datos y que la segunda venida de Cristo habría sido de forma «espiritual» y que a pesar de todo, el mundo terminará el 21 de octubre de 2011 y para finalizar agregó que no reintegraría el dinero que sus adeptos, ante el final inminente, le donaron a su compañía. Al día de hoy, muchos seguidores dejaron Family Radio.

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