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Oh, tempora; oh, mores!

Enciendo la televisión el pasado martes, día 31 de octubre, para ver el programa informativo de la noche y mi pasmo llega a su colmo. En torno a las diez menos cuarto, en pleno Telediario de La 2, una joven y simpática locutora anuncia, con interesante voz, como dando una noticia de especial relevancia, que «mañana, primero de noviembre, es —sorpréndanse como yo en aquel preciso momento— halloween». Y se queda tan fresca, explicando acto seguido en qué consiste la «fiesta» con todo lujo de detalles: imágenes de disfraces macabros, calabazas y demás tonterías, incluida la extraordinaria originalidad de poner calaveras en el fondo del mar, con sus lucecitas encendidas y todo. En fin, un notición, y a la vez, una aportación cultural de primera magnitud al panorama informativo cotidiano.

La cosa no pasaría de ser una memez más de las muchas a que nos tiene acostumbrados la recalcitrante estupidez de la caja tonta si no se tratase de un programa de información en la segunda cadena de la televisión pública. He de insistir: programa de «información general»; al que se le debe pedir cierta honestidad ilustrativa, respeto con la cultura real de la sociedad a la que se informa y, cuanto menos, algo de conocimiento. O sea, lo del halloween como simple anécdota pase; pero como noticia, por encima de la festividad que realmente se celebraba el día siguiente en España (que ni se mencionó siquiera de pasada en dicho Telediario) es intolerable. Porque el día 1 de noviembre es fiesta en el calendario laboral y escolar por celebrarse el Día de Todos los Santos, que en nuestra verdadera tradición histórica y cultural se remonta nada menos que al siglo VIII de nuestra era. ¿Sabía alguien hace apenas una década que era eso del halloween?

Pero, por desgracia, esta es la ignorancia dominante en la que nos movemos y existimos. Y así nos va. La superficialidad ha invadido la sociedad. Y aquello que con tanto acierto se llamaba la «cultura general» se esfumó hace tiempo. Hagan sino la prueba: cualquier persona de más de cuarenta años de cualquier nivel cultural puede decirte sin duda alguna y con palabras muy precisas la razón (ilustrativa, aunque sea, que no religiosa) de la fiesta del pasado miércoles y lo que se celebraba al día siguiente, 2 de noviembre. Pregunten después a los muchachos de su entorno: que si «el día de las castañas», que si «Jalowín», que si «los muertos» Algunos sabrán contestar con mucha claridad, no lo niego, porque lo sé bien; pero me asombra cada vez más, tristemente, comprobar que el acervo cultural tan rico y sabio, fruto de tantos siglos, se nos escapa a paso veloz dejando un hueco doliente que ocupan alegremente las absurdidades más dispares. Oh, tempora; oh, mores!

Permítanme, pues, aunque sea a modo de desagravio particular, que hable de las fiestas tan singulares celebradas esta pasada semana: Todos los Santos y Todos los Difuntos. Como muchas otras festividades cristianas, éstas también tienen un origen previo en ritos paganos. En todas las culturas encontramos una fiesta dedicada a los antepasados, a los que en unos casos se llama difuntos, en otros santos, y mucho más atrás en la cultura romana, lémures, lares o manes. Eso la Iglesia lo sabe y no lo ha ocultado nunca en una especie de «impostura», sino que, por el contrario, lo asume como una necesidad en la evolución lógica de la espiritualidad de los pueblos. El Cristianismo es un paso más que ilumina sobre lo precedente y abre la mente de los hombres hacia un sentido lineal de la historia, no cíclico y fatal. Es decir, peregrinamos hacia un final feliz. Los celtas comenzaban sus ciclos temporales por la mitad oscura: la jornada se iniciaba con la caída del sol, y el año con el principio del invierno. Así, con el samonis, que equivalía a nuestro 1 º de noviembre, los celtas comenzaban el año con diversos festejos que concluían con «la fiesta de los muertos». Cada año, el ciclo se concluía y vuelta a empezar. Los romanos -por referirnos a nuestros antecedentes mejor documentados- se ocupaban de sus difuntos los días 9, 11 y 13 de mayo, en las celebraciones llamadas lemurias, y además los tenían metidos en casa en forma de dioses o genios familiares, y les rendían culto diario. Tan importante consideraba Roma el culto a los antepasados, que para asegurarlo instituyeron la figura sagrada del heredero, cuya principal razón de ser y obligación era perpetuar este culto.

Desde el siglo IV la Iglesia de Siria consagraba un día a festejar a todos los mártires. Tres siglos más tarde el Papa Bonifacio IV (615) transformó un panteón romano en un templo cristiano y lo dedicó a «Todos los Santos». La fiesta en honor de Todos los Santos se celebraba inicialmente en mayo, pero el Papa Gregorio III (741) la trasladó al 1 de noviembre. Fue San Odilon, abad del Monasterio de Cluny, al sur de Francia, quien en el año 998 instauró a conciencia para el día 2 de noviembre, la festividad de Todos los Fieles Difuntos en la orden benedictina. En el siglo XIV Roma lo aceptó y lo extendió a toda la cristiandad. También las civilizaciones prehispánicas de América rendían culto a la muerte. Los misioneros cristianos tuvieron que adoptar muchos de los ritos y símbolos indígenas para lograr su evangelización.

La muerte es el destino inexorable de toda vida humana y es natural que nos asuste y angustie su realidad, sobre todo cuando vemos de cerca el peligro de morir o cuando afecta a nuestros seres queridos. La celebración del Día de los Difuntos tiene el propósito de acercar a niños y adultos la idea de la muerte, para que la vayan aceptando como parte inevitable de la vida humana, y fortalecer a la vez su sentido desde el punto de vista religioso. Más que el hecho de morir, importa lo que sigue al morir; ese otro mundo invisible sobre el que hacemos representaciones, costumbres y tradiciones que se convierten en culturas, pues ante el camino desconocido que la muerte nos señala, sólo es posible imaginarla con símbolos. Pero el Cristianismo, felizmente, presenta una realidad esperanzada, en el seno de la gran misericordia y el amor eterno del Dios que es Luz y Vida.

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