» Leyendas Negras » Pío XII y el Nazismo » Los judíos, Pío XII y la Leyenda Negra: Historia de los Hebreos salvados del Holocausto » Capítulo primero.- La caridad cristiana frente a la barbarie nazi.
La poco conocida historia de Villa Giorgina
Al final de la guerra hubo innumerables manifestaciones de agradecimiento por parte de los judíos que se habían salvado gracias a la obra de asistencia de las instituciones eclesiásticas. Una de las historias más relevantes es la de Abraham Jacob Isaia Levi, hombre ilustre y de ética elevada, senador del reino hasta la promulgación de las leyes raciales. Durante la ocupación nazi fue escondido por las hermanas de María Niña en la casa que tienen al lado del Augustinianum, en la parte derecha de la plaza de San Pedro y, como reconocimiento, donó al pontífice Pío XII la Villa Giorgina, actual sede de la Nunciatura Apostólica en Italia.
El hecho me fue narrado por su excelencia monseñor Andrea Cordero Lanza di Montezemolo, nuncio apostólico en Italia. Monseñor Di Montezemolo ha sido testigo ocular, además de víctima, de aquellos años terribles por cuanto que su padre, el coronel Giuseppe di Montezemolo, medalla de oro al Valor Militar, fue asesinado por los SS alemanes en la masacre de las Fosas Ardeatinas.[20]
La Nunciatura Apostólica en Italia nació el 11 de febrero de 1929, cuando, gracias a los Pactos Lateranenses, fue posible instituirla. Su primera sede estuvo en la Via Nomentana, número 365, donde ahora está la embajada de Libia. En 1959, la Nunciatura Apostólica se trasladó a la actual sede de Villa Giorgina, en la Via Po, número 27. Es un bellísimo edificio situado en el centro de Roma y rodeado por un amplio parque, con un espléndido jardín. Cuenta el nuncio: «El propietario era el senador del reino (Abraham Jacob) Isaia Levi, que hizo construir la villa en los años veinte con el nombre de Villa Levi. Se convirtió después en Villa Giorgina en memoria de la joven hija desaparecida prematuramente. La mujer del senador se llamaba Nella Coen.»
El senador Levi murió el 6 de mayo de 1949. Su testamento se leyó el 9 de mayo de 1949 y, entre otras cosas, dice: «Dejo al pontífice reinante, Pío XII, Villa Levi, actualmente Villa Giorgina, en recuerdo de mi amada niña. Veinte mil metros cuadrados de superficie y un jardín con plantas de valor. En la villa hay restos antiguos, y cuanto de mejor existe en nuestra época. La arquitectura es de estilo neoclásico con suntuosos artesonados traídos de villas romanas del 500 y 600.»
En el acta de donación, el senador Levi sugirió también la finalidad de uso y propuso utilizarla como sede de la Pontificia Academia de las Ciencias o como Nunciatura Apostólica. Voluntad llevada a cabo por Juan XXIII, quien en 1959 decidió que la villa se convirtiera en sede de la Nunciatura en Roma.
De acuerdo con sus mismas palabras, el senador Levi donó esta villa por «haber sido preservado de los peligros de la inicua persecución racial, subversiva de toda relación con la vida humana, y agradecido por la protección que le concedieron en aquel tormentoso periodo las hermanas de María Niña», donde encontró hospitalidad en los momentos de mayor peligro de las persecuciones raciales.
El senador Levi era una persona de notable estatura moral. Antes de que las leyes raciales le obligaran a esconderse, había creado la Fundación Pan y Casa para Todos. El programa «pan para todos» funcionó hasta que llegaron los nazis, mientras que la parte relativa a «casas para todos» no tuvo tiempo de llegar a ser operativa. Dejó una parte considerable de su fortuna al hospital Mauriziano de Turín. Era muy sensible a los problemas de la juventud y luchó para que se adoptaran medidas para la protección de la infancia que hubieran llevado a una mejora social y moral de la sociedad. Al final de la guerra, con el amoroso apoyo de su mujer, el senador Levi se convirtió a la religión cristiana pero no se olvidó nunca de sus compañeros. Donó una gran suma de dinero a los judíos ancianos, incapacitados y que vivían en estado de pobreza.
Notas
[20] El 23 de marzo de 1944, los partisanos mataron a 33 jóvenes reclutas de las SS en la Via Rasella de Roma. Como represalia, los nazis apresaron a 335 hombres y muchachos y los mataron de un tiro en la nuca en las Fosas Ardeatinas el 24 de marzo.
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