» Leyendas Negras » Pío XII y el Nazismo » Los judíos, Pío XII y la Leyenda Negra: Historia de los Hebreos salvados del Holocausto » Capítulo cuarto.- Quien salva una vida es como si salvara al mundo entero
Doce niñas judías salvadas del exterminio
Hay un árbol en la avenida de los Justos de Jerusalén dedicado a las Siervas de María Dolorosa de la Via Faentina en Florencia. Fue la señora Miryam-Lea Renveni quien lo hizo plantar para recordar una página de la historia nunca escrita.
Sor Lodovica Bonatti ha contado que, en el periodo más intenso de la persecución racial, cuando los judíos llegaban a Florencia desde toda Europa para escapar a la matanza nazi «eran escondidos en varios conventos de la ciudad donde el cardenal Elia della Costa los había puesto para arrebatarlos a la violencia racista. Entre éstos, doce niñas judías que provenían de Polonia, Francia y Bélgica encontraron refugio en nuestra casa de la Via Faentina». Sor Lodovica, que había entrado hacía poco en el convento, recuerda con lucidez aquellos momentos terribles cuando «vi llegar a la puerta a aquellas criaturas destruidas de dolor por el exterminio de sus parientes, padres incluidos. Estaban delgadas, harapientas, privadas de todo. La madre Magdalena Cei, entonces madre general, compartió con ellas el poco alimento y vestido que podíamos tener, pero sobre todo se expuso y nos expuso a los riesgos de una represalia alemana. Las niñas judías fueron introducidas, mezcladas con las colegialas, vestidas como ellas, camufladas lo más posible, sumadas a su vida incluso en la oración de la capilla».[11]
Así fue cómo las doce niñas escaparon a la Shoah. Al final de la guerra, el rabino jefe de la comunidad judía de Florencia, Fernando Belgrado, pensó en entregarlas a sus tutores y fueron enviadas a Palestina y a Estados Unidos.
Después de cincuenta años, tres de aquellas niñas, ahora madres y abuelas -Miryam-Lea Renveni, Sara Galostein y Paulette Dresdner-, han querido volver a ver a quienes las salvaron. Han besado los muros de la casa y de la capilla de la Via Faentina, un nombre y un lugar que nunca han olvidado. Por eso, un árbol en Jerusalén se llamará como el instituto. «Es una página de nuestra historia de auténtico heroísmo que nos ha parecido necesario que conocieran nuestras jóvenes hermanas», ha declarado sor Lodovica.
El 10 de marzo de 1998, las Siervas de María Dolorosa en la Via Faentina de Florencia recibían el diploma de Justos entre las Naciones en el que está escrito: «Con gran valentía y humanidad, en los años de las persecuciones raciales, acogieron en su instituto a doce niñas judías salvándolas de la deportación a los campos de exterminio.»
Notas
[11] Para mayores detalles sobre el suceso cfr. Lodovica Bonatti, «Una pagina di storia della nostra Congregazione forse mai scritta», Helia Luce di Maria, agosto de 1996. Mariella Cambi, «In visita al convento che le salvò da Hitler», L'Osservatore Toscano, 13 de abril de 1997. M. Antonietta Artesi, «Un albero a Gerusalemme per ricordare dopo 50 anni le suore eroine di guerra», La Nazione, 18 de octubre de 1996. Nicoletta Benini, «Una suora in sinagoga per ricordare gli anni del dolore e della carità», L'Osservatore Toscano, 3 de mayo de 1998.
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