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Sexto Julio Africano
Sexto Julio Africano nació en Jerusalén (Aelia Capitolina), no en África, como pensaron Bardenhewer y otros. Fue oficial del ejército de Septimio Severo y tomó parte en la expedición contra el principado de Edesa el año 195. Este fue, probablemente, el comienzo de la amistad que le unió con la dinastía cristiana de aquella ciudad. Por un fragmento de papiro del libro XVIII de su obra Kestoi (Oxyrh. Pap. III n.142,39ss) sabemos que organizó una biblioteca para el emperador Alejandro Severo en Roma, "en el Panteón, cerca de los baños de Alejandro." En Alejandría de Egipto asistió a las clases de Heraclas y se hizo amigo de Orígenes. Más tarde vivió en Emaús (Nicópolis) de Palestina y murió después del 240. A pesar de que una tradición posterior le hiciera obispo de Emaús, jamás ejerció ningún cargo eclesiástico. Se dedicó más a las ciencias profanas que a las sagradas.
Sus Obras.
1. Crónicas (Χρονογραφίαι )
Sus Crónicas vienen a ser el primer ensayo de sincronismo de la historia del mundo. Dispone en columnas paralelas, según las fechas, los sucesos de la Biblia y los compendios de las historias griega y judía, desde la creación hasta el año 221 después de Cristo, el cuarto año de Heliogábalo; de la creación hasta el nacimiento de Cristo se cuentan cinco mil quinientos años. Según Julio Africano, el mundo debía durar en total seis mil años, y así, quinientos años después del nacimiento de Cristo empezaría el Sábado del mundo, el milenio del reinado de Cristo. Parece, pues, que al autor le movió una intención milenarista a componer su obra. Carece de sentido critico con respecto a las fuentes. Los primeros cinco libros de las Crónicas, de los que sólo quedan fragmentos, fueron una mina de información para Eusebio y otros historiadores posteriores.
2. Kestoi (Κεστοί, Encajes)
Los Kestoi son una obra enciclopédica que comprende veinticuatro libros y estaba dedicada al emperador Alejandro Severo. El título Encajes indica la variedad de materias que se Tratan: van de la táctica militar a la medicina, de la agricultura a la magia. Los extensos fragmentos que se conservan demuestran que a Julio Africano le faltaba sentido critico en su método. Era, además, muy crédulo, admitiendo toda clase de supersticiones y de magia.
3. Dos cartas
Conocemos dos cartas de Julio Africano. Una, dirigida a Orígenes hacia el año 240, pone en duda la autenticidad de la historia de Susana. En ella el autor demuestra un juicio y un sentido crítico más seguros que en los Encajes. Se conserva el texto completo de esta carta (véase arriba p.373). La otra carta, de la que se conservan sólo fragmentos, es una que escribió a Arístides; en ella trata de hacer concordar las genealogías de Jesús en los evangelios de Mateo y Lucas.
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