conoZe.com » Historia de la Iglesia » Padres de la Iglesia » Patrología (I): Hasta el Concilio de Nicea » II: La Literatura Antenicena Después de Ireneo » 2. Los Escritores del Asia Menor, de Siria y Palestina

Pánfilo de Cesárea

Pánfilo, uno de los más entusiastas seguidores de Orígenes, fue el maestro del primer gran historiador de la Iglesia, Eusebio de Cesárea, que solía llamarse a sí mismo ό του Παμφίλου, el hijo de Pánfilo. Por desgracia se perdió enteramente la biografía en tres libros escrita por Eusebio. Pero en su Historia eclesiástica (7,32,25) dice de él:

Durante el episcopado de Agapito conocimos a Pánfilo, hombre elocuentísimo, verdadero filósofo por su manera de vivir, honrado con el sacerdocio de aquella comunidad. Sería prolijo exponer cómo era y de dónde era oriundo. En una obra especialmente dedicada a él hemos narrado todas las particularidades de su vida, de la escuela que fundó, de los combates que hubo de sostener en varias confesiones (de su fe) que hizo durante la persecución y de la corona del martirio con que al fin ciñó su frente. Fue, en verdad, el hombre más admirable entre los habitantes de aquella ciudad.

Nacido en Berilo de Fenicia, Pánfilo recibió su primera formación en su ciudad natal. Estudió teología en la escuela catequística de Alejandría bajo la dirección de Pierio, sucesor de Orígenes, apellidado "Orígenes el Joven." Allí nació su gran admiración por Orígenes. Al volver a su patria se estableció en Cesárea de Palestina, donde Orígenes había enseñado en sus últimos años. Fue ordenado sacerdote por el obispo de aquella ciudad. Agapito, y creó una escuela teológica para continuar la tradición de Orígenes. Tuvo especial empeño en enriquecer la biblioteca que había fundado Orígenes y logró adquirir una valiosa colección de libros que fueron de suma importancia para la literatura y cultura cristianas en los siglos venideros. Eusebio y Jerónimo deben a esta biblioteca su conocimiento de la literatura cristiana primitiva. Pánfilo copiaba de su puño y letra los manuscritos originales que no podía comprar y se hacía ayudar en esta tarea por una plantilla de amanuenses. Enseñó a Eusebio a transcribir, catalogar y editar los textos, y le introdujo en los estudios de critica y autenticidad literarias. Muchos de los escritos de Orígenes se habrían perdido si Pánfilo no se hubiera preocupado de coleccionarlos y catalogarlos, como nos dice Eusebio:

(El catálogo de las obras de Orígenes) lo hemos dejado transcrito en nuestro relato de la vida de Pánfilo, santo mártir de nuestro tiempo; al ponderar cuan grande era el celo de Pánfilo por las cosas divinas hemos copiado las listas de la biblioteca de las obras de Orígenes y de otros escritores eclesiásticos. Gracias a esta lista, cualquiera que lo desee puede conocer de una manera perfectísima las obras de Orígenes que han llegado a nosotros (Hist. eccl. 6,32,3).

Durante la persecución de Maximino Daia, fue torturado y encarcelado el año 307. Permaneció en la cárcel hasta su ejecución, el 16 de febrero del 309 ó 310.

1. La Apología de Orígenes (Απολογία υπέρ *nptyévous)

Durante la larga estancia en la cárcel escribió la defensa de Orígenes en cinco libros. Le ayudó su discípulo Eusebio, quien completó la obra de Pánfilo después de su muerte, añadiendo un sexto libro. Solamente se ha conservado el primero de ellos en una traducción latina de Rufino que no inspira confianza. Focio (Bibl. cod. 118) nos dice que la Apología "iba dirigida a los condenados a las minas por el nombre de Cristo. Su jefe era Patermitio, el cual, poco después de la muerte de Pánfilo, acabó su vida en una pira junto con otros." Con otras palabras, la Apología estaba destinada a los mártires de Palestina, que en su mayor parte eran opuestos a la teología de Orígenes. Pánfilo y Eusebio refutaban las acusaciones hechas contra su héroe y defendían sus opiniones, citando muchos párrafos tomados de sus obras.

2. Las copias del texto bíblico.

A Pánfilo le cabe un mérito especial por las numerosas copias de la Biblia que mandó sacar de las Exaplas de Orígenes. Gracias a él y a Eusebio, el texto de los Setenta, tal como aparece en la revisión de Orígenes, era leído en las iglesias de Palestina y se fue extendiendo más allá de las fronteras de aquel país (JERÓNIMO, Praef. in Paral.; Adv. Ruf. 2,27). La historia de la crítica textual del Antiguo y Nuevo Testamento va íntimamente ligada con los nombres de Pánfilo y Eusebio, y no pocos de los manuscritos de la Biblia hoy día existentes se remontan a códices escritos por ellos.

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