conoZe.com » Historia de la Iglesia » Padres de la Iglesia » Patrología (II): La edad de oro de la literatura patrística griega » 4. Los Escritores de Antioquía y Siria

Eusebio de Emesa

Eusebio de Emesa es un discípulo de su homónimo Eusebio de Cesarea. Nació en Edesa hacia el 300. Desde muy temprana edad le atrajeron los estudios bíblicos. Como su lengua materna era el siríaco, para aprender el griego hubo de acudir a la escuela local. Su primer profesor de Escritura fue el obispo arriano Patrófilo de Scitópolis. Tanto éste como, sobre todo, Eusebio de Cesarea tuvieron una influencia decisiva en sus ideas teológicas. Pasó a Antioquía a ampliar sus estudios exegéticos. Se encontraba en esta ciudad cuando, el año 326 ó 330, fue depuesto el patriarca Eustatio por la comunidad antinicena. Completados sus estudios en Antioquía, marchó al otro gran centro de estudios, Alejandría, a cursar filosofía. Aquí se hizo amigo íntimo de Jorge, futuro obispo de Laodicea, natural de Alejandría y secuaz de Arrio. Sin embargo, cuando, a su retorno a Antioquía, el sínodo arriano de esta ciudad, el 340, le eligió para suceder a Atanasio en la sede de Alejandría, él declinó el honor con mucha prudencia. Poco después fue nombrado obispo de la pequeña diócesis de Emesa (hoy Homs), capital de la Fenicia libanesa y antiguo centro del culto pagano al sol. Cuenta Sócrates (Hist. eccl. 2,9) que la gente del pueblo se amotinó contra este nombramiento, porque no querían un obispo sabio. Tuvo que huir a donde Jorge de Laodicea, quien le llevó a Antioquía. Gracias a la intervención del patriarca de esta ciudad pudo volver, finalmente, a Emesa. Según Jerónimo (De vir. ill. 91), fue enterrado en Antioquía, lo cual hace pensar que murió allí, evidentemente antes del concilio de Seleucia del 359. Jorge de Laodicea escribió un elogio acerca de él; han conservado algunos pasajes Sócrates (Hist. eccl. 2,9) y Sozomeno (Hist. eccl. 3,6).

Aunque San Jerónimo llama a Eusebio de Emesa "portaestandarte de la facción arriana" (Chronicon: GCS 7,1 p.236), no hay razón para considerarle arriano. Fue, sin género de duda, antiniceno; pero en sus escritos ataca duramente el arrianismo puro. Teodoro de Ciro es más circunspecto que Jerónimo; afirma en su Eranisles (PG 83,312) que las obras de Eusebio están escritas bajo la influencia de la doctrina arriana, dado que tratan de probar que el Padre es mayor que el Hijo, pero añade que defiende con razón la absoluta impasibilidad de la naturaleza divina de Cristo. Se le podría, pues, llamar semiarriano.

Sus Escritos.

Sabemos por San Jerónimo (ibid.) que Eusebio tuvo mucho orno escritor. "Eusebio de Emesa, que tenía fino talento o, compuso innumerables obras aptas para granjearse tuso popular, y sus escritos históricos los leen con diligencias cuantos practican la oratoria. Entre éstos, los principales son Contra los judíos, gentiles y novacianos y Homilías sobre los evangelios, breves, pero numerosas." En el prólogo a su propio comentario a la Epístola a los Gálatas, Jerónimo menciona un comentario de Eusebio a esta misma epístola en diez libros. Teodoreto de Ciro (Haer. fab. comp. I 25-6) habla de sus tratados contra los marcionitas y los maniqueos.

Afortunadamente, de sus obras se conserva mucho más de lo que se creía hasta hace poco. Unos treinta discursos se conservan íntegros, y algunos otros en fragmentos griegos, siríacos y armenios. Uno de estos sermones. De poenitentia. que se encuentra entre los apócrifos de Basilio el Grande (PG 31, 1476-1488), ha llegado hasta nosotros en su texto original . Otros veintinueve, editados recientemente por E. M. Buytaert, se han salvado en una antigua versión latina de fines del IV o principios del V. De ellos, catorce habían sido publicados ya por J. Sirmond en 1643, aunque con el nombre de Eusebio de Cesarea. Partes de otros se conservan en otras lenguas: del n.1, en griego, en Eranistes, de Teodoreto; del n.2, en armenio; del n.26, en siríaco. Las homilías más importantes son las diecisiete que descubrió A. Wilmart en el manuscrito latino Trojes 523, que antiguamente había pertenecido a Claraval. Dos de ellas, los n.3 y 4 Adversus Sabellianos, aparecen en la vieja edición de Sirmond, pero las restantes eran totalmente desconocidas. Wilmart mismo sólo publicó los n.5 y 6; la publicación de la colección entera ha sido obra de Buytaert. La autenticidad del n.12 no es más que probable. Extractos de otros ocho sermones, por lo menos, se conservan en veintisiete citas que hace Filoxeno de Mabbug. Tres discursos han llegado hasta nosotros en fragmentos armenios. Tenemos motivos más que suficientes para esperar que aún se vayan a descubrir más sermones suyos en manuscritos armenios.

Comentarios bíblicos

Parece que su comentario a la Epístola a los Gálatas, mencionado por San Jerónimo, se perdió, a excepción de unos fragmentos. Las demás obras exegéticas se conservan en parte en versión armenia. Se han recogido en las catenae muchísimos fragmentos griegos, especialmente de sus comentarios sobre el Génesis y sobre la Epístola a los Gálatas. La interpretación de Eusebio sigue el método racionalista de los teólogos antioquenos.

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