conoZe.com » Historia de la Iglesia » Padres de la Iglesia » Patrología (II): La edad de oro de la literatura patrística griega » 4. Los Escritores de Antioquía y Siria

Diodoro de Tarso

La escuela exegética de Antioquía produjo en la persona de Diodoro de Tarso a uno de sus mayores sabios y maestros. Muy estimado en vida como columna de la ortodoxia, un siglo después de su muerte fue acusado de herejía y condenado como causante del nestorianismo. Natural de Antioquía, recibió en esta ciudad su educación teológica como alumno de Silvano, más tarde obispo de Tarso (Basilio Magno, Ep. 244,3) y de Eusebio de Emesa (Jerónimo, De vir. ill. 119), No fueron menores sus éxitos en los estudios clásicos que cursó en Atenas, pues en carta dirigida a Fotino y conservada por Facundo de Hermiana (Pro defens, trium capit. 4,2), Juliano el Apóstata afirma que Diodoro había aparejado su malévola lengua en contra de los dioses con la sabiduría misma de Atenas. Sócrates (Hist. eccl. 6,3) y Sozomeno (Hist. eccl. 8,2) nos informan que, más tarde, estuvo al frente de una comunidad monástica cerca de Antioquía. Como profesor de la famosa escuela defendió contra los paganos y herejes la fe nicena y contó entre sus discípulos a hombres como San Juan Crisóstomo y Teodoro de Mopsuestia. Se sintió herido como nadie por el desafío de Juliano el Apóstata, quien durante su desgraciada campaña persa fijó sus cuarteles en Antioquía desde fines de junio del 362 hasta el 5 de marzo del 363 e hizo todo cuanto pudo para restablecer el culto de los antiguos dioses. Mientras el emperador estaba entregado a la composición de su gran obra Contra los Galileos, en la que trabajó "muchas noches" (Libanios, Or. 18 n.178), Diodoro se levantó como "una roca fuerte en medio del océano" (Teodoreto, Hist. eccl. 4,22) a defender la divinidad de Cristo. Esto no sirvió más que para encender aún más la ira del emperador, hasta el punto de que Juliano le llama (en la carta que hemos mencionado más arriba), "sacerdote hechicero de los galileos" y "astuto defensor de una religión propia de aldeanos," cuya figura desvaída y semblante pálido, así como su mala salud, son otras tantas pruebas de la ira de los dioses. Afirma que la divinidad de Cristo es una invención de Diodoro y afirma que éste funda la eternidad de Cristo en una leyenda, siendo así que en realidad Cristo murió una muerte ignominiosa. El sucesor de Juliano, Valente, desterró a Diodoro, el año 372, a Armenia, donde entró en relaciones con Basilio Magno (Ep. 135). A la muerte del emperador volvió a Antioquía y fue nombrado obispo de Tarso y Cilicia el 378. En calidad de tal tomó parte en el concilio ecuménico segundo de Constantinopla el año 381. En el decreto imperial del 30 de julio del 381 con que confirmó sus decisiones, Teodosio I le llama uno de los árbitros seguros de la ortodoxia (Cod. Theodos. XVI 1,3). Debió de morir antes del año 394.

Ya para el año 438 Cirilo de Alejandría, en su obra Contra Diodorum et Theodorum, acusó a Diodoro de ser el responsable de la doctrina de Nestorio. Fue esa misma acusación la que condujo a su condena final en un sínodo de Constantinopla el año 499.

Sus Escritos.

La herencia literaria de Diodoro fue muy cuantiosa. Comprendía gran número de obras de exégesis, apologética, dogma, cosmología, astronomía y cronología. El sirio Ebedjesu (muerto el año 1318) habla de sesenta tratados. Desgraciadamente, sólo quedan fragmentos. Ha habido repetidos intentos de reunirlos en colección. El primer intento remonta al jesuita Garnier (+ 1681), quien en su edición de Mario Mercator (reeditada en Migne, PL 48,1146ss.III,8) trató de juntar los restos. Su colección no merece confianza ni es completa. Lo mismo ha de decirse de la que hizo el propio Mierne (PG 33,1545ss), que intentó ampliar la de Garnier. Recientemente R. Abramowski ha reunido en una nueva edición, con traducción alemana, todos los fragmentos teológicos. La mayor parte nos ha llegado a nosotros en florilegios siro-jacobitas, y unos poquísimos en textos nestorianos. Hay. además, algunas citas armenias y latinas y un corto número en la lengua original griega. Briére y Lebon han incluido traducciones francesa o latina en las ediciones que han hecho. Lo exiguo del número de fragmentos conservados se debe a que sus enemigos destruyeron completamente sus escritos.

1. Comentarios bíblicos

En su exéresis, Diodoro sigue fielmente el método histórico y gramatical, y se opone tenazmente a la interpretación alegórica propia de la escuela alejandrina. No trata de buscar en el texto un sentido oculto, sino el sentido que le dio el escritor inspirado. Suidas (Lex. I,I,1379) informa que Teodoro el Lector conocía comentarios suyos a todos los libros del Antiguo Testamento, a los cuatro Evangelios, a los Hechos y a la primera de Juan. Ni siquiera esta lista parece completa: Staab ha descubierto fragmentos de considerable extensión de una obra sobre la Epístola a los Romanos en el Cod. Val. 762, Monac. 412 y Pantokrat. 28; San Jerónimo menciona (Ep. 48,3) un comentario a la primera a los Corintios y (Ep. 119,4) a la primera a los Tesalonicenses, del cual copia un pasaje de considerable extensión. Habla (De vir. ill. 119) "de comentarios que existen de Diodoro al Apóstol y a muchos otros." Gran parte de las citas del comentario a los salmos 51-74 de Migne PG 33 en realidad pertenecen a Dídimo de Alejandría, tal como lo ha probado Mariés. Este mismo autor opinaba que el tratado Sobre los Salmos que se conserva bajo el nombre de Atanasio III, obispo de Nicea, era obra de Diodoro, y, apoyándose en esta identificación, declaraba que Diodoro fue mucho más ortodoxo de lo que dan a entender los fragmentos dogmáticos. Sin embargo, Jugie, Devreesse y Richard han levantado serias objeciones contra la conclusión de Mariés. De todos modos, el comentario sigue sin publicarse. En la catena del Octateuco se han descubierto cierto número de pasajes tomados de los comentarios de Diodoro.

En su lista de escritos exegéticos, Suidas menciona un tratado Sobre la diferencia entre teoría y alegoría. La obra ha perdido totalmente, pero el título da a entender que en ella Diodoro explanaba sus principios hermenéuticos.

2. Tratados dogmáticos, polémicos y apologéticos.

Sus obras apologéticas y polémicas comprenden opúsculos contra los paganos, contra los judíos y contra los herejes. Según Heracliano, obispo de Calcedonia, a quien cita Focio (Bibl. Cod. 85), escribió veinticinco libros Contra los maniqueos; en los primeros siete libros refutaba la obra del discípulo de Mani Addas, llamado Modion ("Celemín," de Mc 4,21), mientras que "en los restantes libros explicaba y aclaraba el significado de ciertos pasajes de las Escrituras que los maniqueos acostumbraban apropiarse en apoyo de sus propios puntos de vista." Un florilegio siríaco nos ha conservado treinta y tres citas de la obra de Diodoro Contra los sinusiastas, algunas de ellas falsificadas por los apolinaristas. Las publicó primeramente P. de Lagarde en 1858, y M. Briére ha vuelto a sacar una nueva edición. Teodoreto (Haer. fab. comp. 2,11) menciona unos tratados "contra Fotino, Malquión, Sabelio y Marcelo de Ancira." La lista de Suidas ofrece los siguientes títulos: De eo, quod sit unus Deus in Trinitate; Contra Melchisedecitas; Contra Iudaeos; De resurrectione mortuorum; De anima, contra diversas de ea haereticorum opiniones; Ad Gratianum capita; De providentia; Contra Platonem, de Deo et diis; De natura et materia, in quo opere tractatur de eo quod iustum est; De Deo et falsa Graecorum materia; Naturas invisibiles non ex elementis, sed una cum elementis ex nihilo factas esse, ad Euphronium philosophum, per interrogationem et responsionem; De eo quomodo opifex quidem sempiternus sit, opera vero eius non semper exstent; Quomodo velle et nolle sit in Deo aeterno; Contra Porphyrium, de animalibus et sacrificiis· Finalmente, Focio (Bibl. Cod. 102) llama la atención sobre la obra de Diodoro Acerca del Espirita Santo, "donde aparece ya afectado por la mancha de la herejía nestoriana." De todas estas obras no queda nada.

Harnack y Fetisov atribuyeron a Diodoro los cuatro tratados pseudojustinianeos Quaestiones et responsiones ad orthodoxos, Quaestiones Christianorum ad gentiles, Quaestiones gentilium ad Christianos, Confutatio dogmatum Aristotelis. Su opinión no ha encontrado la aprobación de los estudiosos. Las Quaestiones et responsiones ad ortliodoxos son obra de Teodoreto de Ciro (cf. infra, p.573).

3. Obras sobre astronomía y cronología.

Diodoro debió de ser toda una autoridad en astronomía. Suidas nos ha conservado los siguientes títulos: Contra astrónomos et astrólogos et fatum; De sphaera et septem zonis et contrario astrorum motu; De Hipparchi sphaera; Contra Aristotelem, de corpore caelesti; Quomodo sol sit calidus, contra eos qui caelum animal esse dicunt. De todas estas obras, la primera, Contra los astrónomos y astrólogos y contra el destino, es la única de la cual conocemos más que el título, gracias a la detallada descripción de Focio (Bibl. Cod. 223), que cita extensos pasajes de la misma. Comprendía ocho libros y defendía la fe en Dios y en la Providencia divina contra la creencia en el destino y en el poder ilimitado de las estrellas. Discutía el origen del mal y refutaba en particular a Bardesanes y a sus secuaces.

Entre las obras exegéticas, Suidas menciona un Chronicon que Diodoro escribió contra Eusebio de Cesarea. Como este título aparece en la lista de los comentarios bíblicos, es de suponer que se ocupara de cuestiones cronológicas de la Sagrada Escritura.

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