conoZe.com » Historia de la Iglesia » Padres de la Iglesia » Patrología (II): La edad de oro de la literatura patrística griega » 4. Los Escritores de Antioquía y Siria » Marco el Ermitaño

Sus Escritos

Nicéforo nos informa que Marco escribió por lo menos cuarenta tratados ascéticos, de los cuales, por pura casualidad, él poseía ocho. Focio (Bibl. cod. 200) cita y critica nueve, sin mencionar ninguno más. Se conservan los nueve que enumera Focio.

1. De lege spirituali (Περί νόμου πνευματικού)

El autor interpreta la "lev del espíritu" (Rom 7,14) como la vida de perfección, y en 201 máximas da un análisis que abarca todo el códice de deberes monásticos. La fuente de todos los pecados es el olvido de Dios. La inspiración suprema del alma es el conocer la presencia de Dios y el recordar constantemente sus beneficios. "No pienses nada ni hagas nada sin un fin. El que viaja sin una meta se cansa sin razón alguna" (54). En este tratado se advierte cierta polémica en tono menor contra los mesalianos (cf. 25.66.143.192).

2. De his qui putant se ex operibus iustificari

Este opúsculo, Sobre los que creen que la justificación es por las obras, originariamente formaba parle, al parecer, del De lege spirituali: son una mera continuación de éste las 211 máximas que comprende. A él se hace también referencia en el último capítulo. De hecho, la versión siríaca presenta ambas obras como una sola, aunque es verdad que Focio las cita como distintas (Bibl. cod. 200). De todos modos, aquí el autor sale abiertamente en contra de los mesalianos, rechazando enérgicamente su principio básico, la identificación de la gracia con la experiencia mística.

3. De poenitentia

Los trece capítulos de este escrito consideran la penitencia principalmente como guerra contra los deseos pecaminosos, oración constante y sufrimiento pacienzudo.

4. De ieiunio

El breve tratado Sobre el ayuno cuenta sólo con cuatro capítulos, que dan las razones comunes para controlar nuestro apetito. Sin embargo, advierte el autor que el enorgullecerse en hazañas de dominio de sí mismo haría más daño que bien. "El soberbio no se conoce a sí mismo. Si se conociera a sí mismo y conociera su estupidez, no se engreiría. ¿Cómo puede alcanzar el conocimiento de Dios un hombre que no se conoce ni siquiera a sí mismo?" (4).

5. Ad Nicolaum praecepta animae salutaria

Este tratado es la respuesta a una carta que dirigió a Marcos el asceta Nicolás de Galacia. El autor recomienda el pensamiento de los beneficios de Dios, especialmente de la gracia de la redención por Cristo, como el medio mejor para superar todas las pasiones. Advierte a los religiosos jóvenes de los tres males que ponen en peligro el alma: el olvido, la negligencia y la ignorancia. Se vencerá el primero recordando continuamente todas las gracias que recibimos de Dios; el segundo, con el celo, y el tercero, con el conocimiento espiritual. Entre los mayores dones de Dios a Nicolás, Marco menciona el hábito monástico o "vestidura angélica del orden angélico," como le llama él, y su ingreso en la comunidad. El tratado es del tiempo en que Marco vivía como ermitaño en el desierto, como lo indica la introducción.

6. De baptismo

El opúsculo Sobre el bautismo tiene una tendencia antimesaliana tuerte. En una serie de preguntas y respuestas trata de los efectos del sacramento de la iniciación. El título exacto, Responsio ad eos qui de divino baptismate dubitant, se refiere a aquellos que ponen en duda que el bautismo borre efectivamente el pecado, pues los mesa líanos sostenían que, aun después de recibirlo, el pecado sigue en el alma y hay que destruirlo con nuestros esfuerzos morales personales. Contra todas estas falsas doctrinas, Marco declara que el bautismo no sólo quita todos los pecados, sino que confiere además al Espíritu Santo. Las palabras "Veo en mis miembros otra ley que lucha contra la ley de mi espíritu" (Rom 7,23) son palabras de uno que no ha sido bautizado. Con todo, la vida después del bautismo sigue siendo una continua guerra a causa de las tentaciones sin fin de dentro y de fuera. Pero todo pecado es efecto de nuestro propio albedrío y no de nuestra naturaleza corrompida. El tratado tiene puntos de contacto con las Homilías de Pseudo-Macario (cf. supra, p.169).

7. Cónsultatio intellectus cum sua ipsius anima

Este opúsculo es parecido al De baptismo en cuanto al pensamiento, aunque no en cuanto a la forma. No es un diálogo, sino un soliloquio. El autor aconseja a su propia alma que no caiga en la vana ilusión, ya que el pecado no se puede imputar ni a nuestro origen de Adán, ni al poder del demonio, ni a la influencia de los demás.

8. Disputado cum quodam causídico

La primera parte de este diálogo consiste en una disputa entre un ahogado y un asceta anciano, probablemente el mismo Marco. El abogado está molesto contra los monjes porque su predicación contra los pleitos ha reducido sus ingresos. No llegan a entenderse, y el abogado se retira. En la segunda parte, el anciano asceta y "sus hermanos" discuten la cuestión de si un cristiano puede llevar a otro a los tribunales. Es posible que la conclusión se haya perdido. Como la Disputatio pertenece evidentemente a la época en que Marco estaba al frente de una comunidad monástica, es probablemente su primer escrito.

9. De Melchisedech

Este folleto es un escrito polémico dogmático contra los que creían que Melquisedec fue una encarnación del Logos porque en Hebr 7,3 se le describe "sin padre, sin madre, sin genealogía" y "sacerdote para siempre." En este libro, Focio (Bibl. cod. 200) halla a nuestro autor "culpable de no pequeña herejía," descubriendo en su doctrina de la communicatio idiomatum la mancha del monofisitismo. Sin embargo, Marco funda correctamente su doctrina en la unidad de persona en las dos naturalezas y no revela ninguna inclinación hacia el error.

Además de los nueve tratados mencionados por Focio, Papadopulos-Kerameus y Kunze editaron otro más de un manuscrito de Jerusalén (Cod. Sab. 366). Su título reza: Contra los que pretenden que la santa carne del Señor no se unió al Logos, sino que le rodeó como un vestido y que, por tanto, es necesario distinguir cuidadosamente entre el que asume y el que es asumido. Coincidiendo con los Anatematismos de Cirilo de Alejandría (cf. supra, p.132), el autor refuta a estos herejes con la Sagrada Escritura y con el símbolo bautismal, ya que ambos documentos predican propiedades divinas y humanas de un mismo sujeto, pero no las distribuyen entre dos. Así, pues, pone especial énfasis en la ενωσις καθ' υπόστασυν (8; 10). Aunque el autor afirma en varias ocasiones que la carne del Logos estuvo unida desde el momento de la encarnación o desde el seno materno (εκ μήτρας), nunca usa el término theotokos. Varios rasgos de la obra recuerdan el De Melchisedech. El Adversus Nestorianos parece haber sido compuesto a finales del año 430 o principios del 431.

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