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Felipe de Sido
Felipe era natural de Sido, en Panfilia. Le ordenó de diácono en Constantinopla San Juan Crisóstomo, quien en una de sus cartas (PG 52,729) da a entender que llegaron a ser grandes amigos. Ordenado sacerdote, fue por tres veces candidato frustrado al patriarcado, los años 426, 428 y 431, cuando fueron elegidos Sisinio, Nestorio y Maximiano respectivamente.
Entre los años 434 y 439 publicó una voluminosa obra con el título de Historia cristiana (Χριστιανική ιστορία) en 36 libros, que comprendían casi mil tomoi. Se extendía desde la creación del mundo hasta el año 426 aproximadamente. Sólo quedan pequeños fragmentos, pero Sócrates y Focio nos dan una valiosa información acerca de las características de la obra. El primero dice lo siguiente (Hist. eccl. 7,27):
A su obra no le dio el título de Historia eclesiástica, sino cristiana. Recoge en ella mucho material, queriendo demostrar que no ignoraba las doctrinas filosóficas. Por esta razón hace mención continuamente de teoremas geométricos, astronómicos, aritméticos y músicos. Describe islas y montes y árboles y otras cosas de poca monta. Por esto, a mi entender, su obra resultaba inútil tanto para la gente inculta como para los doctos. Pues los incultos no son capaces de apreciar la elegancia del lenguaje, y los cultos condenan la verbosidad. Pero cada cual juzgue los libros según su opinión. Yo digo que confunden las fechas de los acontecimientos. Habiendo recordado la época del emperador Teodosio, en seguida pasa al tiempo del obispo Atanasio, y esto lo hace con frecuencia.
En tiempo de Focio todavía se podían leer veinticuatro de los veintiséis libros originales, como nos dice él mismo. Describe como sigue el lenguaje y el estilo de Felipe (Bibl. Cod. 35):
Se leyó el libro de Felipe de Sido cuyo título es Historia cristiana. Empieza con aquello de "Al principio creó Dios el cielo y la tierra." Narra la historia de Moisés, unas cosas sucintamente, otras, en cambio, extensamente. El primer libro comprende veinticuatro volúmenes; igualmente los restantes veintitrés libros, cada uno veinticuatro volúmenes, que hemos visto hasta el presente. Hay profusión de palabras, pero sin gracia ni elegancia; causa hastío y aun repugnancia. Busca más la ostentación que la utilidad. Incluye muchas cosas que nada tienen que ver con la historia, hasta el punto de que, más que historia, se diría un tratado sobre temas ajenos. Fue contemporáneo de Sisinio y de Proclo, patriarcas de Constantinopla. En su historia ataca muchas veces a Sisinio, porque dicen que, ejerciendo los dos el mismo oficio y mientras a Felipe se le consideraba más elocuente, fue elegido Sisinio para la sede patriarcal.
Es posible que a la desaparición del libro contribuyera su voluminoso tamaño. No obstante la crítica de Sócrates y Focio, es de lamentar que no haya llegado a nosotros, pues tuvo que contener mucha información que falta en la Historia eclesiástica de Eusebio. Lo poco que se ha salvado se encuentra en la colección de extractos del Codex Raroccianus 142, del siglo XIV o XV, en Oxford. Uno de ellos contiene la discutidísima afirmación de que Papías aseguraba que los apóstoles Juan y su hermano Santiago fueron martirizados por los judíos. El fragmento reza así:
Papías, obispo de Hierápolis, que fue oyente de Juan el Teólogo y compañero de Policarpo, escribió cinco libros de sentencias del Señor. En ellos, haciendo el recuento de los Apóstoles, después de nombrar a Pedro y Juan, a Felipe, a Tomás y Mateo, pone entre los discípulos del Señor a Aristión y a otro Juan, a quien además da el nombre de anciano. De ahí que opinen algunos que de este Juan son las dos epístolas menores y católicas que corren bajo el nombre de Juan, pues los antiguos no reconocen más que la primera. Mas otros han llegado, errando en ello, a atribuirle también el Apocalipsis. Papías se equivoca también acerca del milenio, y de él procede el error de Ireneo. Papías, en su segundo libro, afirma que Juan el Teólogo y su hermano Santiago fueron muertos por los judíos. El citado Papías contó, como cosa recibida de las hijas de Felipe, que Barsabás, llamado también Justo, habiendo sido obligado por los infieles a beber un veneno de víbora, fue guardado, en el nombre del Señor, sin daño. Cuenta, además, otros prodigios, y señaladamente la resurrección de entre los muertos de la madre de Manaimo; y sobre los resucitados por Cristo de entre los muertos dice que vivieron hasta el tiempo de Adriano (BAC 65,882, trad. D. Ruiz Bueno).
Otro fragmento que se encuentra en el mismo códice lo publicó en 1689 Dodwell. Trata de la escuela catequética de Alejandría y contiene una lista de sus jefes.
La Historia cristiana no fue la única obra de Felipe de Sido. Sócrates nos informa que compuso algunas otras: "Deseando imitar el estilo asiático, compuso muchos tratados. Refutó los libros del emperador Juliano" (Hist. eccl. 7,27). Nada más se sabe de esta última obra.
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