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Teodoreto de Ciro
El último teólogo antioqueno de categoría fue Teodoreto de Ciro. Nació en Antioquía hacia el 393 y se educó en los monasterios de aquella ciudad. El 433 fue elegido obispo de Ciro, pequeña aldea cerca de Antioquía. Gobernó su diócesis durante treinta y cinco años con gran sabiduría y celo. Era muy activo promoviendo el bienestar espiritual y temporal de su grey; combatió infatigablemente a los paganos, judíos y herejes; pero al mismo tiempo hermoseó generosamente a la ciudad, construyó un acueducto y un canal para proveerla de agua, que había faltado hasta entonces; restauró los baños y erigió galerías públicas y puentes. Aunque no se puede probar que Teodoro de Mopsuestia fuera su maestro y que Afestono y Juan de Antioquía fueran condiscípulos suyos, se vio muy pronto envuelto en la controversia entre Cirilo de Alejandría y Nestorio, tomando el partido de este último. Profundamente penetrado de las ideas teológicas de la escuela antioquena, estaba convencido de que tras la doctrina de Cirilo se escondía la herejía de Apolinar. A principios del 431 expresó este temor suyo en una obra polémica que ya no existe, Refutación de los doce anatematismos de Cirilo de Alejandría. En Efeso se puso del lado de Juan de Antioquía y siguió manteniendo sus puntos de vista aun después que fue condenado Nestorio. Es más, publicó entonces una obra extensa en cinco libros, atacando a Cirilo y las decisiones del concilio. Se negó a dar su adhesión a los términos de la reconciliación entre Cirilo y los obispos orientales, aun cuando la declaración de fe, el llamado Símbolo de Unión, que aceptó Cirilo, fuera compuesto por el mismo Teodoreto (cf. supra, p.123). Se adhirió por fin a la "Unión," pero sólo después que dejaron de exigirle que reconociera explícitamente la condenación de Nestorio.
Pero bien pronto se vio envuelto en otra controversia en tomo a la herejía de Eutiques, que era un error directamente contrario al nestorianismo y su extremo opuesto. Mientras éste negaba que la naturaleza divina se había unido verdaderamente a la naturaleza humana en Cristo en una sola persona, Eutiques negaba que en Cristo las dos naturalezas se mantuvieran distintas. En el "latrocinio" de Efeso (449), Teodoreto fue depuesto por Dióscuro, sucesor de Cirilo de Alejandría, y fue obligado a salir al destierro. Apeló al papa León I, quien declaró nula la decisión del Latrocinium. Gracias al nuevo emperador, Marciano, pudo volver a Tiro al año siguiente. Su presencia en el concilio de Calcedonia (431) fue recibida al principio con gran oposición. Una sesión especial se ocupó de su caso, y se insistió en que pronunciara anatema contra Nestorio. Después de mucha resistencia, al fin accedió a esta petición y exclamó: "Anatema a Nestorio y a todos los que no confiesan que la Santísima Virgen María es la Madre de Dios y dividen en dos al único Hijo, al Unigénito." Inmediatamente fue rehabilitado en su dignidad episcopal y reconocido por todos los Padres como "maestro ortodoxo" (Mansi, 7,189). Gobernó la Iglesia de Tiro durante siete años más y murió hacia el 466. No hay razón para dudar de que no fuera sincera su declaración en Calcedonia, y no se le puede acusar de haber abandonado sus propias convicciones por presión, lo cual no casaría con lo que sabemos de su carácter y de su integridad personal. Probablemente los años que median entre su incorporación a la Unión en 434 y el concilio del 451 le permitieron armonizar los elementos correctos de las dos cristologías diferentes, la de Antioquía y la de Alejandría, como lo hizo la autorizada decisión de Calcedonia. El quinto concilio ecuménico de Constantinopla, en 533, en el último de los "Tres Capítulos," condenó sus escritos contra Cirilo y el concilio de Efeso junto con algunos sermones y cartas.
Sus Escritos
Teodoreto es uno de los más fecundos escritores de la Iglesia oriental, y su herencia literaria presenta mayor variedad que la de los demás teólogos de Antioquía. Compuso obras en casi todos los terrenos de la ciencia sagrada. El año 450, él mismo calculaba en treinta y cinco el número de sus obras (Ep. 145; cf. Ep. 116). Sólo un número relativamente corto ha llegado hasta nosotros, pero lo suficiente para dar testimonio de su saber. Versado en la literatura clásica, parece haber leído a Hornero y Platón, a Isócrates y Demóstenes, a Herodoto y Tucídides, a Hesíodo, Aristóteles, Apolodoro y Plotino, a Plutarco y Porfirio. Conocía varias lenguas, además de la propia, que es el siríaco. Su griego, lengua en que escribió, es perfecto, ν su estilo, claro y simple, hasta el punto que Focio (Bibl. cod. 203) alaba la pureza ática de sus escritos.
1. Escritos exegéticos
Aunque Teodoreto no pretende ser original, sus escritos exegéticos se cuentan entre las mejores muestras de la escuela antioquena y son notables por su combinación de concisión y claridad. En su interpretación de la Sagrada Escritura adopta la vía media, evitando el radicalismo de Teodoro de Mopsuestia y su literalismo excesivo y admitiendo una interpretación alegórica y tipológica siempre que ésta le parezca preferible. Compuso comentarios completos sobre varios libros bíblicos y tratados denuestos en forma de preguntas y respuestas sobre pasajes difíciles.
1. Quaestiones in Octateuchum
A esta segunda clase pertenece la serie de cuestiones sobre el Pentateuco, con un apéndice sobre los libros de Josué, Jueces y Rut. Compuesta después del año 453 a requerimientos del "hijo más querido," Hipacio, la obra fue muy consultada por Anastasio Sinaíta en el siglo VII y por Focio en el IX.
2. Quaestiones in libros Regnorum et Paralipomenon
Esta serie constituye una continuación de la anterior. El autor sigue el sistema de preguntas y respuestas para los libros de los Reyes, pero lo abandona para las Crónicas, de las cuales da una explicación seguida.
3. Interpretatio in Psalmos
Esta Interpretación de todos los Salmos es una explicación continua de todo el Salterio. El autor afirma en el prefacio que leyó unos cuantos comentarios sobre los Salmos, algunos alegóricos en extremo, otros explicando las profecías mesiánicas como referentes a acontecimientos del pasado - esta última, una interpretación que cuadraría mejor a los judíos que a los hijos de la fe -. "He considerado un deber - continúa - evitar lo mismo un extremo que otro. Todo lo que se refiera a la historia lo explicaré históricamente; pero las profecías sobre Cristo Señor, sobre la Iglesia de los gentiles, sobre el Evangelio y la predicación de los Apóstoles no las explicaré como referentes a otras cosas, como es costumbre entre los judíos." El comentario no proporciona ningún indicio para fijar la fecha exacta. M. Brok dedujo que lo escribió entre el 441 y 449. Se conserva en un manuscrito una versión en esloveno antiguo.
4. Interpretatio in Canticum Canticorum
Esta explicación seguida del Cantar de los Cantares representa su primera obra exegética, compuesta a petición del obispo Juan de Germanicia. Rechazando el punto de vista de los que en el tema tratado en el Cantar de los Cantares ven el mutuo amor del hombre y de la mujer, el autor recuerda al lector en el prefacio el carácter espiritual de este libro. Para su interpretación eclesiológica recurre ampliamente a Orígenes, quien en su comentario y en sus homilías considera a la Iglesia como la esposa del Cantar y a Cristo como el esposo. La explicación que diera del Cantar Teodoro de Mopsuestia, como si fuera la réplica de Salomón a los que se oponían a su matrimonio con la princesa egipcia, la rechaza Teodoreto como "una historia que no conviene ni siquiera en boca de mujeres necias."
5. Interpretatio in Danielem
Este comentario continuo acusa una fuerte tendencia antijudía. El prefacio fustiga la impudencia de los judíos al excluir a Daniel del coro de los profetas. No menciona la historia r de Susana ni la narración de Bel y de los dragones. En su prefacio a los Salmos, Teodoreto afirma que su Interpretatio in Danielem fue su primer comentario a los profetas. Debió de seguir inmediatamente al comentario sobre el Cantar de los Cantares.
6. Interpretatio in Ezechielem
La escribió después que el comentario sobre Daniel, como lo dice en el prefacio a los Salmos.
7. Interpretatio in duodecim Prophetas Minores
Siguió después del comentario a Ezequiel, según el mismo prefacio.
8. Interpretado in Isaiam
Hasta hace poco, este comentario no se conocía más que por los fragmentos de las catenae. Papadopulos-Kerameus descubrió un manuscrito del texto completo y dio cuenta al mundo científico de este importantísimo descubrimiento en 1809 en el volumen cuarto de su Ιεροσολυμιτική Βιβλιοθήκη. Pero nadie prestó atención a esa noticia, hasta que en 1929 los ojos de A. Möhle repararon en ella y procedió a editar la obra en 1932, del Codex n.17 del Metochion del Santo Sepulcro de Constantinopla. Consta de veinte tomoi en dos libros de diez. El prólogo dice explícitamente que era el penúltimo de sus comentarios sobre todos los profetas, escrito justamente antes que el de Jeremías. Las mismas excelentes cualidades que admiramos en sus demás obras exegéticas, la transparente claridad y la concisión de lenguaje, hacen de esta obra redescubierta un modelo de exposición escriturística. Regularmente, el autor explica el sentido literal con criterio sobrio y crítico. Esto no le impide adoptar la interpretación alegórica y tipológica cuando, así lo pide la ocasión. En muchos casos recoge las opiniones de otros para confrontarlas con las suyas propias, que luego prueba científicamente. Algunas veces ataca la exégesis que refiere a la historia judía posterior las profecías mesiánicas y que rehúsa, como Teodoro de Mopsuestia, reconocer el sentido cristiano de estos pasajes. Aprovecha estas oportunidades para atacar a los judíos por sus exposiciones insuficientes y falsas de la Escritura. Su excelente formación filológica desconfía de consultar solamente una recensión y busca las variantes en las ediciones de Luciano y de otros, especialmente las de Aquila, Símaco y Teodoción, y hasta en una traducción siríaca, para dar plena razón del sentido de la palabra inspirada. También presta atención a la recensión Hexaplar de los Setenta. Este comentario tiene grandísimo valor para el estudio de las ideas cristológicas de Teodoreto.
9. Interpretatio in Ieremiam
Este comentario no trata solamente de Jeremías, sino también del libro de Baruc y de las Lamentaciones. Es la última de sus exposiciones sobre los profetas, como dice él mismo al final.
10. Interpretatio in quatuordecim epistolas S. Pauli
Este comentario sobre las catorce epístolas de San Pablo, en cuanto a la fecha, es posterior a los comentarios sobre los libros del Antiguo Testamento y es la única obra suya que se conserva sobre el Nuevo Testamento.
2. Obras apologéticas
1. Graecarum affectionum curatio
El escrito apologético más importante de Teodoreto es La curación de las enfermedades paganas o La verdad de los Evangelios probada por la, filosofía griega, como reza el título completo. Es la última apología cristiana y se conserva íntegra. Se le considera probablemente como la mejor refutación del paganismo que ha llegado a nuestras manos. Consta de doce discursos en los que el autor coloca juntas las contestaciones paganas y cristianas a las cuestiones fundamentales de filosofía o de religión, de suerte que, como indica el subtítulo, se pueda reconocer inmediatamente la superioridad del Evangelio sobre la filosofía de los griegos. El prólogo da una información completa acerca del propósito, contenido y forma de la obra:
He tropezado muchas veces con gente que sigue adherida a las fábulas griegas y ridiculiza nuestras creencias, afirmando que nosotros no recomendamos otra cosa que la fe a los que vienen a instruirse con nosotros en la religión, y acusa a los Apóstoles de incultura, llamándoles bárbaros que carecen de elegancia de lenguaje, y decía que es absurdo el venerar a los mártires, y la mayor tontería, el que los vivos busquen la ayuda de los muertos. Añadían otras cosas del mismo género que explicará este libro. Yo ya les expliqué a ellos lo que convenía para responder a las acusaciones, pero me pareció impío y nefando el ignorar que hombres de costumbres sencillas son engañados por ellos y no escribir algo para refutar sus vanas acusaciones.
He dividido la obra en doce discursos y he adoptado cu ellos un estilo sencillo, por creerlo más acomodado a la enseñanza. Pero, además, como aduzco testimonios de Platón y de otros filósofos, había que componer mis propias palabras de modo que no desentonaran completamente, sino que tuvieran cierta semejanza con aquellos.
El primer discurso está dedicado a la fe, su justificación y necesidad como fuente del conocimiento religioso. El segundo responde a la cuestión del origen de todas las cosas y de la esencia de Dios. El tercero compara la angelología cristiana con las fábulas paganas de dioses inferiores. El cuarto confronta la cosmogonía cristiana con la pagana. El quinto trata de la naturaleza del hombre. El sexto, de la Providencia divina. El séptimo denuncia los sacrificios paganos y judíos y establece el concepto verdadero de este acto supremo de culto. El octavo defiende la veneración de los mártires. El noveno revela la superioridad de la ética cristiana en comparación con las leyes de los griegos, romanos y de otras naciones. El décimo describe lo que enseñan los paganos y los cristianos acerca del fin del mundo y del juicio final. El duodécimo contrasta las vidas de los Apóstoles con la de los que siguen las huellas de los filósofos paganos.
En la Curatio despliega su erudición clásica más que en ninguna otra obra suya. Cita a más de cien filósofos, poetas e historiadores paganos en cerca de 310 pasajes. Sin embargo, la mayoría de estas citas no las ha tomado directamente de los originales, sino de fuentes secundarias, especialmente de los Stromata de Clemente de Alejandría y de la Praeparatio evangelica de Eusebio de Cesarea, aunque a éste sólo le mencione una vez y a aquél ni una siquiera. Como en la Ep. 113 alude a la Curatio, debió de componerla antes del 449. La mayor parte de los especialistas colocan su publicación hacia el año 437, pero sin base suficiente. Según M. Richard, la terminología apunta hacia una época en que la doctrina de Cristo no había dividido aún a los teólogos. R. P. Canivet piensa que Teodoro la compuso antes de ser elegido obispo de Ciro en 423.
2. De providentia orationes decem
La serie de los Diez discursos sobre la Providencia nos ofrece una de las mejores muestras de la elocuencia y estilo de Teodoro Dirigiéndose a un auditorio culto de Antioquía, los cinco primeros sermones prueban la Providencia divina por el orden natural, y los otros cinco por el orden moral y social, hasta culminar en la encarnación del Salvador como la prueba mejor y más notable del cuidado amoroso que Dios tiene de toda la humanidad. Las opiniones están muy divididas acerca de la fecha en que los pronunció. Garnier (PG 84,433), Schulte (p.24), Bardenhewer (4 p.232) y Opitz (PWK II 5, 1798) sostienen que antes del concilio de Efeso (431), mientras que Bertram (p.106). Richard (RSPT 24 p.105) y Brok (RHE 44 p.553) no pondrán la serie antes del 435, fundándose en el desarrollo doctrinal del autor.
3. Ad quaesita magorum
El tratado se ha perdido, fuera del reducido número de ritas que hace el mismo autor (Hist. eccl. 5,39; Ep. 82 y 113; (Quaestiones in Levit. 1). Teodoreto contesta y refuta las objeciones de los magos persas contra la fe cristiana, ataca su deificación de los elementos y les echa la culpa de las duras y largas persecuciones que hubieron de soportar los cristianos durante el reinado de los revés persas Bahram V y Jezdegerd II. No se sabe con certeza si el interesante fragmento de la Catena sobre los libros de los Reyes en el Codex Coislin Graec. 8 pertenece a esta obra, como piensa Opitz (p.1798).
4. Contra Iudaeos
El tratado Contra los judíos, que también se ha perdido, quería probar "que los profetas habían anunciado a Cristo," como indica la Ep. 145. Las opiniones se hallan divididas respecto del fragmento del Codex Laur. 6,1, del siglo XIV. Glubokowskij (II p.200), Schulte (p.8), Bardenhewer (4 p.231) y Opitz (p.1798) están convencidos de que su autor es Teodoreto, mientras que Brok y otros tienen serias dudas al respecto. En cuanto a la fecha, estamos totalmente a oscuras. Los pasajes de las cartas 113.116 y 145, donde Teodoreto da un resumen de sus obras, nos proporcionan solamente el terminus ante quem (449). M. Richard coloca esta obra entre las que compuso Teodoreto antes del concilio de Efeso (431).
3. Tratados dogmáticos y polémicos
1. Reprehensio duodecim capitum seu anathematismorum Cyrilli
A petición de Juan de Antioquía, Teodoreto escribió, a principios del 431, una violenta Refutación de los doce anatematismos de Cirilo de Alejandría, de noviembre del 430. Explica en ella el punto de vista antioqueno, defiende la ortodoxia de Nestorio y acusa a Cirilo de monofisitismo. Como el quinto concilio ecuménico (553) la condenó, se perdió el original: pero parece ser que se conserva íntegramente el texto en la réplica de Cirilo Epistola ad Euoptium adversus impugnationem duodecim capitum a Theodoreto editam (cf. supra, p.132). Según los nestorianos, la obra de Teodoreto se tradujo al siríaco.
2. Pentalogium
Los cinco libros, escritos también el 431, contra Cirilo y contra el concilio de Efeso han desaparecido por la misma razón que la Refutación de los anatematismos, porque los condenó el quinto concilio ecuménico (553). Se conservan bastantes fragmentos en la Collectio Palatina. Citas griegas se encuentran en la Catena sobre Lucas, de Nicetas de Heraclea. En este documento, el título de la obra es Pentalogos, nombre falso que se dio a la obra después de su condenación. Schwartz ha publicado una nueva edición de estos fragmentos, y Richard ha aportado nuevas adiciones. Focio describe el tratado (Bíbl. cod. 46) sin mencionar su título.
3. De sancta et vivifica Trinitate y De Incarnatione Domini
A. Ehrhard ha recobrado con éxito para Teodoreto los dos libros Sobre la santa y vivificante Trinidad y Sobre la encarnación del Señor, que nos han sido transmitidos con el nomine, de Cirilo. El De incarnatione comparte las mismas ideas que la Refutación de los anatematismos. Además, varios extractos griegos y latinos se han salvado con el nombre de su autor verdadero, Teodoreto. El mismo atestigua en dos cartas suyas que compuso una obra Sobre teología y sobre la encarnación divina (Ep. 133) o Sobre la Trinidad y la dispensación divina (carta latina: ACO I,4 p.85,7 Schwartz). Nuevos fragmentos han sido añadidos por E. Schwartz y especialmente por Lebon, quien encontró varios pasajes en las obras de Severo de Antioquía. Este último llega a dar hasta el título exacto: De theologia sanctae Trinitatis et de oeconomia. Los dos libros formaban una sola obra, que fue compuesta antes del 430, como lo ha probado Schwartz. El autor niega explícitamente toda intención polémica y pretende únicamente defender la fe ortodoxa contra los apolinaristas. ¡Pero los "apolinaristas" resultan ser nada menos que Cirilo y los Padres de Efeso! Al final defiende que la expresión anthropotohos es tan exacta, por lo menos, como theotokos. Esta obra la publicó primeramente el cardenal Mai de un códice vaticano con el nombre de Cirilo de Alejandría, y así la reimprimió Migne.
4. Eranistes seu Polymorphus
La obra dogmática o cristológica principal de Teodoreto es el Eranistes o Mendigo, un tratado contra los monofisitas. Como su herejía no es más que una miscelánea de antiguos errores que han ido como mendigando de Simón Mago, Cerdón, Marción, Valentino, Bardesanes, Apolinar, Arrio y Eunomio, el autor cree justificado el uso del extraño título, como dice en el prefacio. Lo compuso hacia el año 447. La obra consta de cuatro libros; se conservan los cuatro. Los tres primeros se presentan bajo la forma de diálogos entre un creyente ortodoxo y un mendigo (monofisita), y tratan del carácter inmutable de la divinidad de Cristo, de la no-mezcla de la divinidad y humanidad y de la impasibilidad de la divinidad. El libro cuarto resume los tres diálogos en 40 silogismos. El tratado es de un valor inestimable por citar 238 pasajes de 88 distintas fuentes patrísticas. Con todo, Saltet pudo probar que la disposición de toda la obra, la división tripartita del argumento y el gran número de citas de los Padres los tomó de un extenso florilegio dogmático que los obispos de Antioquía pensaron utilizar contra Cirilo y su cristología en el concilio de Efeso (431).
El tratado no se conserva en su primera edición, sino en la segunda ampliada, que salió después del concilio de Calcedonia (451) y que incorpora al final del segundo diálogo los veinte pasajes patrísticas que, el año 450, el papa León I había añadido como apéndice a su Epístola dogmática del año anterior.
5. Expositio rectae fidei
Esta Expositio ha llegado hasta nosotros con el nombre de San Justino Mártir, a quien ciertamente no pertenece. La larga disputa en torno a su verdadero autor quedó cerrada cuando demostró Lebon que Severo de Antioquía lo cita en su Contra impium Grammaticum (3,1,5) como obra de Teodoreto. Debió de publicarlo antes de que empezara la controversia entre Cirilo y Nestorio; en esto coinciden la mayoría de los especialistas, y lo han probado una vez más Richard y Brok. La argumentación en su conjunto prueba que el autor no es un exponente del nestorianismo; pero la ambigüedad, tanto de sus razonamientos como de su terminología, hizo que Severo y otros le reprocharan este error. No hay ninguna alusión al eutiquianismo, señal de que Teodoreto aún no estaba envuelto en la lucha contra esta herejía. La obra se abre con las siguientes palabras: "Ahora que se ha dedicado suficiente atención a refutar a los judíos y griegos." Richard está convencido de que Teodoreto se refiere aquí a su obra contra los judíos (que se ha perdido) y a su Curatio. El tratado está destinado a los iniciados en los misterios de la fe, a quienes se dirige el autor como "hijos de la Iglesia."
6. Quaestiones et responsiones ad orthodoxos
Como la Expositio rectae fidei y otra obra seudojustinianea, las Quaestiones et responsiones ad orthodoxos, parecen salidas de la misma pluma, la segunda se ha de atribuir también a Teodoreto. Esta deducción encuentra apoyo en el hecho de que la catena sobre Lucas, de Nicetas de Heraclea, cita un pasaje de la quaestio 58 como perteneciente a Teodoreto y que el manuscrito del Metochion del Santo Sepulcro de Constantinopla n..452, del siglo X, de donde tomó Papadopulos-Kerameus las Quaestiones para su publicación, atribuye también el halado a Teodoreto. Responde a sesenta y una cuestiones en total sobre temas históricos, dogmáticos, morales y exegéticos.
7. Que hay un solo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo
Focio, en su descripción del códice de Teodoreto (Bibl. cod. 46), menciona veintisiete libros suyos "contra distintas proposiciones heréticas." Los primeros cinco libros se identifican con el Adversus beatum Cyrillum sanctumque concilium Ephesinum libri quinque de Teodoreto (cf. supra, p.561); los números 7-27, con las Confutationes de Euterio de Tiana (cf. supra, p.543); pero el sexto, Que hay un solo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, es el tratado anónimo Que aun después de la Encarnación hay un solo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, que nos ha sido transmitido en el Codex Basiliensis A III4. Schwartz y Richard han probado suficientemente que Teodoreto se refiere a este tratado en Ep. 16.109 y 130.
Se han perdido otras obras polémicas contra los arrianos y eunomianos, contra los macedonianos, los apolinaristas, marcionitas; contra Orígenes; un Liber mysticus en once libros y los Libri de virginitale. De su Defensa de Diodoro de Tarso y de Teodoro de Mopsuestia, en contra de Cirilo de Alejandría, compuesta después del año 438, sólo quedan unos fragmentos que se usaron contra Teodoreto en el Latrocinio de Efeso el año 449. Teodoreto se refiere a esta obra en Ep. 16.
4. Escritos históricos
1. Historia religiosa seu ascetica vivendi ratio
La primera obra histórica de Teodoreto es su Historia de los monjes, que describe en treinta capítulos las vidas de veintiocho hombres y tres mujeres ascetas (Mara, Cirina y Domnina). La mayor parte de ellos vivieron cerca de Antioquíu y los conocía personalmente Teodoreto. Los primeros veinte capítulos tratan de los "atletas de Cristo" que ya pasaron a su premio eterno; los diez últimos siguen empeñados en la lucha, entre ellos Simeón Estilita (c.26). Los capítulos 14-25 están dedicados a los ermitaños de la diócesis de Ciro. La obra podría compararse con la Historia Lausíaca de Paladio, sólo que el objeto de ésta es mucho más vasto, pues abarca todo el Imperio romano. Teodoreto añadió, a modo de apéndice, una Oratio de divina et sancta caritate para probar que sólo el amor de Dios daba a estos héroes la posibilidad de obtener la victoria sobre todas las tentaciones del demonio y del mundo. Esta historia la compuso hacia el año 144. También se conservan en una versión siríaca gran número de estas "vidas."
2. Historia ecclesiastica
La Historia eclesiástica de Teodoreto reanuda la narración allí donde la dejara Eusebio (cf. supra, p.328), pero se extiende solamente del año 323 hasta el 428, empezando con la controversia arriana y terminando con la muerte de Teodoro de Mopsuestia. No se menciona a Nestorio, que fue elegido patriarca de Constantinopla el 428. La controversia nestoriana, en la cual estuvo complicado el propio autor, queda totalmente excluida, quizás por razones de objetividad y corrección. A pesar de todo, los cinco libros tienen una fuerte tendencia antiherética y apologética, y su finalidad es mostrar la victoria de la Iglesia sobre los arrianos. Presentan a todos los herejes como malos hijos y glorifican a todos los gobernantes ortodoxos, sin hacer mención de sus faltas. No hay duda de que esta historia de la Iglesia tiene un valor permanente a causa de los muchos documentos que nos ha conservado, algunos que no se encuentran en ningún otro escritor. Pero ha habido una larga discusión acerca de sus fuentes. Anteriormente, la impresión general era que el autor no había titubeado en plagiar a sus predecesores, especialmente a Sócrates, Sozomeno y Rufino; nos consta que conocía sus obras. Pero L. Parmentier, autor de la edición mejor y más reciente, está convencido de que, en la mayoría de los casos, las sorprendentes semejanzas hay que atribuirlas al uso de las mismas colecciones de material. Muchas veces la elección y valoración que de ellas hace son precipitadas y adolecen de falta de crítica. La cronología no merece confianza. Teodoreto dio cima a la obra entera en 449-450, durante su destierro en Apamea.
3. Haereticarum fabularum (αιρερικης κακουμυθιας επιτομή)
El último tratado histórico de Teodoreto es su Historia de las herejías, en cinco libros. Los primeros cuatro describen todas las herejías desde Simón Mago hasta Nestorio y Eutiques. El quinto confronta estas "variaciones del error" con una presentación sistemática de la doctrina de la Iglesia en veintinueve capítulos, que es única en la literatura patrística griega y muy valiosa para la historia del dogma. Entre sus fuentes, Teodoreto menciona a Justino Mártir, Ireneo, Clemente de Alejandría, Orígenes, Eusebio de Cesarea, Eusebio de Emesa y otros. Se fía principalmente del libro primero del Adversus haereses de Ireneo, del libro décimo de la Philosophumena - que no atribuye a Hipólito, sino a Orígenes - y de la Historia eclesiástica de Eusebio. Es extraño que no conociera el Panarion de Epifanio. El autor se refiere varias veces a su propia Historia eclesiástica, sobre todo cuando habla de Arrio y Eudoxio de Germanicia (4,1-2). Se ha puesto en duda la autenticidad del capítulo sobre Nestorio al final del libro cuarto, pero sin razones suficientes. En cambio, es espurio el llamado Libellus contra Nestorium ad Sporacium (PG 83,1153-1164·), que repite este capítulo palabra por palabra y añade una nueva polémica contra Nestorio. Teodoreto compuso el Compendium hacia el 453.
4. Sobre el concilio de Calcedonia
Zacarías el Retórico (Hist. ecct. 7,6-7) informa que Teodoreto escribió un libro sobre el concilio de Calcedonia, que utilizó el obispo Macedonio de Constantinopla hacia el año 510 para un florilegio de los teólogos antioquenos. La obra no ha llegado hasta nosotros.
5. Sermones
Poco más que fragmentos quedan de sus muchos sermones, a excepción de los sermones sobre la Providencia divina (cf. supra, p.569) y sobre el amor de Dios al final de su Historia de los monjes (cf. supra, p.574). En las actas de los concilios ecuménicos cuarto y quinto tenemos los discursos que pronunció Teodoreto en Calcedonia el año 451 como representante del partido antioqueno en el concilio de Efeso, así como el discurso que pronunció en Antioquía después de la muerte de Cirilo de Alejandría. Focio (Bibl. cod. 273) da un análisis minucioso de cinco panegíricos sobre San Juan Crisóstomo, de los cuales cita varios pasajes. El panegírico sobre la Natividad de San Juan Bautista (PC 84,33-34) es espurio.
6. Cartas
En el siglo XIV, Nicéforo Calixto poseía más de 500 cartas de Teodoreto. Aunque basta nosotros han llegado menos de la mitad, son una mina de información para la historia del siglo V, para la vida del propio Teodoreto y para la historia del dogma en general. Quedan 232 cartas: 147 las publicó por vez primera el jesuita J. Sirmond en 1642 (reimpresas en PG 83, 1173-1409); 47 las dio a conocer en 1885 Sakkelion, del Codex Patmensis 706, del siglo XI-XII; 36 cartas, fechadas entre los años 431 y 437, se conservan en las actas conciliares (cuatro en griego y 32 en una versión latina de la Collectio Cassiniensis); están, además, la carta a Abundio (PG 83,1492-1494) y la carta a Juan de Aegea, de la cual quedan unos fragmentos siríacos. Las cartas descubiertas por Sakkelion van, en su mayor parte, dirigidas a magistrados imperiales de Constantinopla y son del año 449 aproximadamente. Esta amplia correspondencia se distingue por su erudición sin pretensiones, por su oportuno lenguaje y perfecta gracia de estilo. La Ep. 113 es su carta de apelación al papa León, del año 449, donde afirma: "Con la ayuda de la gracia divina he purificado más de mil almas del virus de Marción y del partido de Arrio y Eunomio. He conducido a muchos otros nuevamente a Cristo Señor."
Dispersas en las ediciones de Sakkelion y Migne encontrará el lector 14 ejemplares de un género literario interesante: las cartas festales, como las llama el mismo Teodoreto. No tienen nada que ver con las cartas festales de los patriarcas de Alejandría (cf. supra, p.135). Por lo visto, era costumbre en Antioquía y Ciro que los amigos, tanto del clero como seglares, se felicitaran mutuamente con ocasión de las grandes fiestas litúrgicas. Lo que nos parece extraño hoy a nosotros es que la mayor parte de estas cartas festales las enviara Teodoreto no antes, sino después de la fiesta, va que habla de ella como ya pasada (cf. Ep. 4-6.25.26.38.39.40.41.54-6.63.64.74).
Son muy importantes, como es natural, las cartas en las que toma parte en las controversias teológicas de su tiempo. Son fuentes muy valiosas para la historia de la Iglesia oriental. En doce de ellas, dirigidas a personajes influyentes de Constantinopla, Teodoreto pide protección contra los que le calumniaban de dividir al único Hijo de Dios en dos Hijos (Ep. 92-6. 99-101.103.104.106.109).
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