conoZe.com » Leyendas Negras » Código Da Vinci » La verdad sobre El Código da Vinci. » La verdad sobre El Código da Vinci (Parte Segunda).- Examen crítico de los argumentos del Código Da Vinci

XI.- Nicea

Brown no tiene claro qué pasó en Nicea

Capítulo 55, página 290:

«-Querida -declaró sir Leigh-, hasta ese momento de la historia, Jesús era, para sus seguidores, un profeta mortal... un hombre grande y poderoso, pero un hombre, un ser mortal.

»-¿No era el Hijo de Dios?

»-Exacto. El hecho de que Jesús pasara a considerarse "el Hijo de Dios" se propuso y se votó en el Concilio de Nicea».

El primer Concilio de Nicea tuvo lugar en el año 325. Hasta entonces, tanto los cristianos ortodoxos como los herejes siempre estuvieron de acuerdo en que Jesús era el Hijo de Dios. Así que Brown vuelve a confundirse. El problema lo planteaban algunos heresiarcas al dar una interpretación diferente de esa filiación divina.

En concreto, el concilio se convocó principalmente para solucionar la controversia arriana. Arrio era un sacerdote de origen libio que pertenecía al patriarcado de Alejandría. Llevaba años predicando una doctrina según la cual el Hijo no es Dios, sino la primera y más excelsa criatura de Dios. Sólo el Padre es Dios. No tenemos ni idea de lo que decía del Espíritu Santo, pero nada bueno, seguro.

Las teorías de Arrio resultaron bastante seductoras para algunos eclesiásticos provenientes de un ambiente cultural helénico, pero no tanto para los seglares, que en su gran mayoría permanecieron católicos. La situación se volvió muy difícil porque la doctrina tradicional cristiana resultaba incompatible con el arrianismo, que venía a «disolver» el «escándalo y la locura» de la Santísima Trinidad y volvía, en la práctica, a un planteamiento previo a la Revelación de Cristo.

En ese contexto se realiza la convocatoria del Concilio Ecuménico, para el año 325. En el orden del día de la asamblea nunca estuvo, pues, el tema de si Jesús era Hijo de Dios o no, ni se propuso ni mucho menos se votó, como afirma Brown. Se trataba de reafirmar la doctrina trinitaria y cristológica tradicional. De hecho, frente a lo que pretende Brown respecto de la «novedad» de la doctrina de Nicea, cuatro o cinco años antes del gran sínodo, el patriarca de Alejandría, Alejandro, había celebrado un concilio provincial en su sede, en el que más de cien obispos de Egipto y Libia habían lanzado ya un anatema contra Arrio.

Según Brown, a Jesús se le «subió de categoría» en Nicea, a instancias de Constantino. Sin embargo, la tradición constante de la Iglesia primitiva custodiaba como elemento central de su doctrina el misterio de la Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo. Tanto los evangelios (p.e. Mt 28, 19), como el resto del Nuevo Testamento y otros documentos de la primera etapa del cristianismo, como la Didaché (escrito a finales del siglo I, más de doscientos años antes de Nicea), manifiestan la doctrina trinitaria de la Iglesia. Los escritos de los Padres de la Iglesia anteriores a Nicea son unánimes en la defensa de la Trinidad.

Más adelante hablaremos de Constantino y de cómo ni fundó la Iglesia ni alteró su doctrina.

Por ahora, baste decir que uno de los principales valedores de la ortodoxia en el Concilio fue el entonces diácono Atanasio. Después Atanasio iba a ser el sucesor de Alejandro al frente del patriarcado de Alejandría de Egipto e iba a sufrir numerosas persecuciones y destierros por defender la fe católica. El primero de los destierros que sufrió Atanasio, pocos años después de Nicea, fue urdido por el obispo filoarriano Eusebio de Nicomedia, quien convenció a Constantino de que debía mandar al destierro al obispo alejandrino. Esto nos da muestra de que la relación de Atanasio con Constantino no fue la mejor de las posibles, y sin embargo, el mismo Atanasio relata cómo el emperador, que estuvo presente en las sesiones del concilio, nunca interfirió ni perturbó el desarrollo del mismo.

El desarrollo de la asamblea fue estrictamente eclesiástico, sin interferencias del poder temporal.

Atanasio demuestra que Constantino no aportó nada a la doctrina de Nicea, que era la que seguía el pueblo y los pastores católicos.

[Es sorprendente que el punto de vista de Brown, nada original, coincida con la interpretación que hacen del Concilio de Nicea grupos como los testigos de Jehová y los mormones. Sin aportar prueba alguna, ambas sectas afirman que la doctrina arriana era la auténtica cristiana y que Constantino impuso el Credo Niceno, dando origen a la Iglesia tal como la conocemos. Pero las pruebas señalan lo contrario].

Nicea, una votación muy ajustada, según Brown

Capítulo 55, página 290:

«-Un momento. ¿Me está diciendo que la divinidad de Jesús fue el resultado de una votación?

»-Y de una votación muy ajustada, por cierto».

La divinidad de Jesús es el pilar de la Iglesia desde su comienzo, para lo que basta consultar las obras de la tradición cristiana, desde el Nuevo Testamento en adelante. Pero, de todos modos, veamos qué es para Brown una votación muy ajustada: de los más de trescientos obispos presentes, excepto dos, todos los demás, convencidos de que expresaba la fe de siempre, suscribieron el Credo de Nicea. Sabemos los nombres de los dos oponentes: Tomás (Teón) de Marmárica y Segundo de Ptolemaida. El concilio los depuso de sus sedes y los anatematizó; y el emperador Constantino los desterró.

Si no hubiera millares de personas que han aceptado como Palabra de Dios los disparates de El Código da Vinci, sería para reírse.

Qué digo trescientos años... ¡cuatrocientos!

Capítulo 55, página 291:

Sir Leigh explica a Sophie: «Como Constantino "subió de categoría" a Jesús cuatro siglos después de su muerte, ya existían miles de crónicas sobre su vida, en las que se le consideraba un hombre, un ser mortal. [...] Constantino encargó y financió la redacción de una nueva Biblia que omitiera los evangelios en los que se hablara de los rasgos "humanos" de Cristo y que exagerara los que lo acercaban a la divinidad».

El Concilio de Nicea tuvo lugar en el año 325. Ése es el momento, según este personaje, en que Constantino «subió de categoría» a Jesús. Nada más lejos de la realidad, como ya se ha explicado, pero, en cualquier caso, hay que corregir la cronología de este sabio. Jesucristo murió en torno al año 30, luego el concilio se celebró unos 295 años después de su muerte. Eso viene a ser casi tres siglos, no los cuatro que pretende sir Leigh. Total, de trescientos a cuatrocientos años ¿qué diferencia hay? Algo así le decíamos al profesor de historia cuando nos equivocábamos en una fecha... tan evidente

Según Leigh, para entonces «ya existían miles de crónicas sobre su vida, en las que se le consideraba un hombre». Sin embargo, nada de eso es cierto. Primero, los documentos más antiguos relativos a la predicación de Jesús son los evangelios canónicos, el resto del Nuevo Testamento y la Didaché. No llegan a treinta documentos, y todos reflejan la doctrina católica. Los primeros textos heréticos respecto a la vida de Jesús son de mediados del siglo II y tampoco nos consta que sean más de unas pocas decenas en total, hasta el siglo IV. Lo que sí hubo es una mayor producción de textos de catequesis, y luego defensas de la fe y estudios teológicos, de doctrina católica, a partir del siglo II. En definitiva, nunca hubo «miles de crónicas» de la vida de Jesús. Las primeras fueron las narraciones de los próximos a Jesús, todas en sentido ortodoxo, expresando la fe católica.

Las narraciones heréticas (contrarias a la fe católica) son pocas y posteriores. La mayor producción literaria cristiana primitiva es abrumadoramente ortodoxa.

Errores de aficionados

Capítulo 55, página 291:

«Algunos de los evangelios que Constantino pretendió erradicar se salvaron. Los manuscritos del Mar Muerto se encontraron en la década de 1950 en una cueva cercana a Qumrán».

Al excéntrico Teabing le suena la historia, pero en realidad el descubrimiento de los manuscritos de Qumrán sucedió en la década de 1940, concretamente en 1947. Es un error intrascendente, si no fuera porque todo el supuesto peso del argumento descansa siempre en la gran autoridad y exactitud de Langdon y de sir Leigh Teabing, supuestamente las máximas autoridades en todo lo que hablan.

Ahora en...

About Us (Quienes somos) | Contacta con nosotros | Site Map | RSS | Buscar | Privacidad | Blogs | Access Keys
última actualización del documento http://www.conoze.com/doc.php?doc=4022 el 2007-02-14 14:39:35