conoZe.com » Historia de la Iglesia » Padres de la Iglesia » Patrología (II): La edad de oro de la literatura patrística griega » 4. Los Escritores de Antioquía y Siria » Eusebio de Cesarea » Sus Escritos

3. Obras Apologéticas

Eusebio, en sus tratados apologéticos, recoge todos los esfuerzos anteriormente hechos en defensa de la religión cristiana. Combina las ideas de los Apologistas griegos con un nuevo método científico que abruma al lector con abundancia de hechos y argumentos tomados de sus sorprendentes conocimientos de la literatura e historia antiguas. Pero nunca se pierde en detalles; siguiendo un plan bien concebido y claramente ejecutado, trata de presentar, en una grandiosa visión histórica, las grandes religiones del pasado como una unidad y como una preparación a la nueva. Por desgracia, se han perdido algunos de los escritos que originariamente formaban parte de este proyecto.

1. Introducción general elemental

Su obra apologética más antigua es la Introducción general elemental al Evangelio. La compuso antes de ser obispo. Constaba en su original de diez libros. Sólo se conservan los libros sexto al noveno y algunos pocos fragmentos más. En esta segunda parte, bajo el título especial Eclogae Propheticae, se da una colección y una breve explicación de las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento.

2. Praeparatio Evangelica

La Introducción general elemental venía a ser como un estudio preliminar para su gran obra apologética en dos partes: la Preparación al Evangelio y la Prueba del Evangelio. La primera consta de quince libros; se conservan todos ellos en su texto original griego. Su objeto es refutar el politeísmo pagano y probar la superioridad de la religión judía, que sirvió como de "preparación al Evangelio." Eusebio quería que la Praeparatio fuera "una guía, que hiciera las veces de instrucción e introducción elemental, acomodada a nuestros conversos que han venido recientemente del paganismo" (3). Al principio del libro 15, el autor da un breve resumen de la Praeparatio. Los libros primero, segundo y tercero exponen los mitos obscenos y horribles de los paganos y ataca la interpretación alegórica que de ellos dieran los neoplatónicos. Los libros cuarto y quinto tratan de los oráculos paganos. El sexto contesta a los que creen en el Destino. El libro séptimo introduce en la segunda parte, que comprende los siete libros siguientes y trata de probar que los cristianos, al renunciar a la religión y a la filosofía de los griegos y aceptar los libros sagrados de los hebreos, obran bien. Volvemos a encontrar aquí el tema familiar de la prioridad de Moisés y de los profetas con relación a los mayores filósofos griegos, y de la dependencia de éstos, especialmente de Platón, que tomaron de aquéllos sus mejores ideas. Los libros 14 y 15 ponen al descubierto las contradicciones que existen entre los pensadores griegos y los principales errores en sus doctrinas.

La Praeparatio comienza con una notable pretensión de originalidad en el método: "el proyecto que nos hemos propuesto hemos de llevarlo a la práctica a nuestro modo" (7a). Para refutar la idolatría, hace hablar a los mismos paganos, aduciendo largos pasajes de su literatura: "No me expresaré con palabras propias, sino con las de aquellos mismos que han tomado interés en el culto de los que ellos llaman dioses" (16d). Algunos pasajes (l,4,2s; 5,l,4s) dan a entender que la presión de la persecución había cedido y que se había restablecido la paz cuando Eusebio escribía la Praeparatio. La alusión (135c) al castigo infligido por Licinio a los impostores antioquenos (Hist. eccl. 9,11) obliga a poner la fecha después del año 314.

3. Demonstratio Evangelica

Así como la Praeparatio defiende la religión cristiana frente a los pacanos, la Demonstratio, que es como una continuación de aquélla, contesta a las acusaciones que los judíos hacían a los cristianos de haber aceptado el judaísmo únicamente para reclamar las bendiciones prometidas al pueblo escogido, sin aceptar, en cambio, la obligación de la Ley. La respuesta de Eusebio a esta acusación ocupa veinte libros. De ellos sólo quedan los diez primeros y un fragmento de considerable extensión del libro 15. Bastan para ver que, en la Prueba del Evangelio, el autor trata de arrebatar el Antiguo Testamento a los judíos probando su alcance universalista, al mismo tiempo que presenta el cristianismo como cumplimiento de la religión judía.

En los dos primeros libros, que forman la introducción. explica por qué aceptan los cristianos las Escrituras judías y rechazan, en cambio, la legislación de Moisés. El cristianismo está en la línea de la religión universal de los patriarcas, de la cual la Ley mosaica fue sólo una dispensa temporal para servir de transición entre los patriarcas y la venida de Cristo. En el libro segundo, el autor aduce abundantes testimonios de los profetas para probar que la caída del Estado judío, la venida del Mesías y la vocación de los gentiles estaban ya anunciadas. Los libros tercero al noveno contienen pruebas profetices en favor de la humanidad de Cristo (1.3), su divinidad (1.4 y 5), la encarnación y vida terrena del Salvador (1.6-9). El libro décimo trata de su pasión y muerte. En los diez libros restantes, que no se conservan, se hablaba probablemente de su resurrección y ascensión, la misión del Espíritu Santo y la fundación de la Iglesia. El fragmento del libro 15 trata de los cuatro reinos del libro de Daniel.

Aunque, a juzgar por los títulos, iban dirigidas contra los paganos y los judíos, en realidad tanto la Praeparatio como la Demonstratio apuntaban al tratado Contra los cristianos, de Porfirio. Eusebio se refiere a él una y otra vez y en ocasiones toma de su obra las expresiones para formular las acusaciones que se hacen contra la religión cristiana (por ejemplo, Praep, ev. 1,2,1-4), refutándole así con sus propias palabras. Esta manera de proceder le recuerda a uno el Contra Celsum de Orígenes (cf. vol.1 p.353-358). Sin embargo, Eusebio se guarda muy bien de bajar a refutar punto por punto las objeciones de Porfirio, como hiciera Orígenes con las de Celso. Sigue un método diferente, que no da pie al adversario para sacar al autor de su programa sistemáticamente trazado de exposición de la Escritura, para llevarlo a una inútil controversia sobre puntos de menor importancia. Este método resulta más eficaz, y a él se debe en gran parte que esta obra sea no sólo una codificación de los resultados obtenidos por sus predecesores, sino probablemente la aportación apologética más importante de la Iglesia antigua.

En cuanto a su fecha, la Demonstratio fue compuesta, con toda probabilidad, inmediatamente después de la Praeparatio. Su lenguaje teológico hace suponer que no era aún inminente el concilio de Nicea.

4. Theophania

La Teofanía o Manifestación divina es, cronológicamente, la última obra apologética de Eusebio, Su tema es la manifestación de Dios en la encarnación del Logos. El autor explica y defiende este dogma contra objeciones comunes en cinco libros. Escribe en un tono popular, pero con gran alarde de artificios retóricos. Los tres primeros libros tratan de la manifestación del Logos en la creación del universo, en su conservación y en el alma humana; de la necesidad de la redención y de su realización definitiva por Cristo. El libro cuarto prueba el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. El quinto demuestra la necedad de la hipótesis según la cual Cristo habría sido un hechicero y sus discípulos unos embaucadores. Los tres primeros libros dependen en gran parte de la Praeparatio y de la Demonstratio. El cuarto parece que es una edición nueva de una monografía sobre el cumplimiento de las profecías de Cristo, que Eusebio menciona en su Praeparatio (1,3,12). El quinto reproduce el cuerpo del libro tercero de la Demonstratio, según admisión del mismo autor (4,37). Estas conexiones literarias, junto con la idea de una Iglesia victoriosa y floreciente que invade y domina toda la obra, son una prueba de que la compuso después del año 323, después que Constantino hubiera asumido el poder absoluto.

Si descontamos un gran número de fragmentos griegos, el original se ha perdido. El texto completo se conserva en una traducción siríaca muy servil. Esta debió de hacerse muy pronto, pues el British Museum de Londres posee un manuscrito fechado en febrero del año 411.

5. Contra Porfirio

El violento ataque de Porfirio, el famoso neoplatónico, en sus quince libros Contra los cristianos provocó una réplica directa de Eusebio en veinticinco libros, que se han perdido en su totalidad. La mencionan Jerónimo (De vir. ill. 81; Ep. 70), Sócrates (Hist. eccl. 3,23) y Filostorgio (Hist. eccl. 8,14). El primero hace alguna insinuación acerca de su contenido (Comm. in Dan. pról.; Comm. in Matth., ad 24,16). Por lo que parece, la polémica giraba en torno a la interpretación correcta de unos pasajes evangélicos. Porfirio daba mucha importancia a las supuestas contradicciones de los evangelios acerca de las genealogías de Jesús y de las narraciones de la resurrección.

6. Contra Hierocles

Al tratado contra Porfirio le había precedido una refutación de Hierocles, gobernador de Bitinia y autor de un escrito polémico que defendía la superioridad de Apolonio de Tiana sobre Jesús. El texto del pequeño opúsculo se ha conservado en el famoso códice de Aretas de París (cf. vol.1 p.183). Es una de las primeras obras de Eusebio, compuesta probablemente entre los años 311 y 313, o aun antes.

7. Refutación y defensa

Focio (Bibl. cod. 13) dice haber leído esta obra, que constaba de dos libros; dice también que en su tiempo existían dos ediciones con ligeras diferencias. Las dos se han perdido. A juzgar por su información, se trataba de una apología que respondía a objeciones paganas contra la religión cristiana. A juicio del mismo Focio, Eusebio resolvía ciertas objeciones "de manera satisfactoria, aunque no del todo."

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