Henryk Sienkiewicz
«El 9 de noviembre de 1905, la Academia Sueca decidió concederle el premio Nobel de Literatura a Sienkiewicz en consideración a sus grandes méritos como autor épico.»
Sienkiewicz fue uno de los escritores polacos más célebres y difundidos, fiel encarnación de la resistencia polaca durante buena parte de los siglos XVIII y XIX. Nacido en 1846, de pequeño sufrió la influencia de la ocupación rusa en su país, presente allí desde 1815. Desde su nacimiento en la pequeña localidad de Siedlce, hasta su infancia y su primera juventud, vivió a la sombra de una familia de propietarios rurales.
Sus estudios universitarios transcurrieron en medio de ejecuciones, destierros y crímenes a plena luz del día. Las duras medidas represivas rusas privaron de libertad y expresión a millones de sus compatriotas. En un clima absorbido por la hostilidad, en 1869 dio a conocer el que sería su primer relato, «Nadie es profeta en su tierra». Tres años más tarde publicaría su primera novela, «En vano».
Una vez terminados sus estudios viajó y las experiencias acumuladas por Europa y América las plasmó en sus novelas posteriores. Mientras viajaba, enviaba crónicas a los principales diarios polacos y fue entonces cuando su prosa empezó a gustar y a obtener un fuerte reconocimiento.
De Vuelta a Varsovia, Henryk comenzó su llamado «período patriótico», en el que nutrió a sus escritos de un fuerte sentido nacionalista. En los héroes y libertadores de «Bartek el vencedor» y «Quo vadis», reflejó las ansias de libertad del pueblo polaco y la terrible frustración de ser incapaces y sentirse impotentes ante la invasión del extranjero. Junto con él, muchos escritores apelaron al recurso de las palabras frente a la imposibilidad de utilizar las acciones. El público rápidamente se compenetró con sus novelas y se sintieron cobijados bajo un mismo ideal, el de la liberación.
Sienkiewicz fue la voz de una Polonia subyugada, atemorizada, invadida y fieramente lastimada. Mientras escribió, siempre quiso ver el sueño de una Polonia libre de ataduras políticas y militares. Imaginó que con una lenta acción, pero progresiva y constante, el anhelo de libertad y esperanza podía ser una dichosa realidad. Ese deseo estuvo a punto de cumplirse en vida, cuando al borde del lago Lemán falleció en 1916.
Recomendamos de Sienkiewicz
- Quo vadis: Excelente retrato de la vida en la Antigua Roma, una de las novelas históricas mejor logradas de todos los tiempos.
Por Mariano Martín Castagneto
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